El reciente anuncio del show que marcó el regreso de Ostende -pieza fundamental en la escena local de la última década-, la visita de Alexisonfire a nuestro país, el revuelo que causó el line up del festival When We Were Young, y la particularidad del crucero Emo’s Not Dead, nos pusieron a pensar en la historia de un género que, a pesar de haber sido ridiculizado por tanto tiempo, continúa vivito y sonando.
Si bien muchos aún piensan que el emo es como el personaje de Capusotto, o que solo se trata de las bandas que pasaba MTV a principios de los 2000, el género tiene una historia muy rica, cuyas bases se remontan a mediados de los ochenta cuando Hüsker Dü (más precisamente con su disco Zen Arcade de 1984), Rites of Spring (Rites of Spring, 1985), y Embrace (Embrace, 1986) -todos artistas provenientes del hardcore y el punk- deciden bajar las revoluciones y expresar en sus letras cuestiones más personales. La leyenda cuenta que un crítico musical, luego de escuchar Embrace, decide llamar a eso “emocore” -acrónimo de “emotional” y “hardcore”-, y aunque a Ian MacKaye, líder de de la banda (antes en Minor Threat y luego en Fugazi), esto le pareció “una estupidez”, no importó: la etiqueta había llegado para quedarse.
Las primeras aproximaciones en Argentina fueron a comienzos de la década del noventa y con un recorrido parecido: un puñado de personas provenientes de la escena de Buenos Aires Hardcore (tanto bandas como público) que eligieron disminuir la velocidad del ritmo y elevar su sensibilidad para una nueva forma. Mensaje no preciso de imagen (1995) de No Demuestra Interés; y Llegando (1996) de Despertar, entre otros, sentaron las bases del post hardcore argentino. Casi al mismo tiempo, Eterna Inocencia y Restos Fósiles se convertían en los paladines del hardcore punk melódico más sensible y cancionero. En ambas expresiones, en esa mezcla, en esa búsqueda, en esa emotividad a los gritos, se puede encontrar el germen de eso que hoy nos congrega.
En ese tiempo, comienzan a surgir propuestas que exhiben un emocore iniciático, que luego fue evolucionando, sumando influencias y experimentación, hasta llegar al presente, donde se encuentra expresado en diversas variantes, sonidos y estilos. Si bien es una corriente que nunca se volvió muy convocante o popular por estos lares, la escena argenta es vista como precursora latinoamericana y mencionada siempre cuando se buscan grupos emo no angloparlantes.
A fin de reconocer y celebrar la vibrante movida que tuvo y tiene nuestro país con este género, elegimos 25 grupos de toda la historia, desde los noventa hasta la actualidad, ordenados de manera cronológica según la fecha de edición de su primer disco. La regla de tener esa cantidad de bandas a listar nos obligó a dejar fuera muchas propuestas interesantes, eligiendo aquellas que consideramos más relevantes, disruptivas, o fueron elegidas por nuestros entrevistados. Agradecemos a todos aquellos que demostraron interés en este artículo y aportaron mucho material para la investigación: Fer Art Attack, Sebastián Ayala, Ignacio Castillo, Raúl González, Luciano Lamtzev, Julieta Limia, Enzo Raffler, Sebastián Saire y Jaime Vega. Compartimos a continuación nuestra emotiva selección.
Mofa
“Todos en ese momento éramos público del hardcore punk”, cuenta Sebastián Saire, cantante de Mofa, uno de los grupos fundacionales de ese iniciático momento del emocore argentino y creador de la valiosa cuenta de Instagram Flyers Hardcore Punk Argentina. Su primer disco, Las expresiones de mis silencios, fue editado en cassette en 1996, con grabaciones en vivo y demos (uno de ellos puede encontrarse en su EP Rarezas). “Puede llamarse emocore, emo, post hardcore, como sea, pero todos veníamos del hardcore punk”, agrega.
Sin embargo, Sebastián no cree que se pueda hablar formalmente de una escena emo: “Muchas de las bandas emocore de los noventa tocábamos con bandas de hardcore y de otros estilos, recuerdo muy pocos recitales de una escena post hardcore en común. Y cuando surgió lo del emocore, fue como una respuesta a ciertas situaciones que no nos gustaban de la escena de hardcore punk de Buenos Aires, y ahí se empezó a plantear un sonido, una forma de escribir, una forma visual para los flyers y fanzines… como una respuesta también a cierta monotonía que sentíamos en el hardcore punk de ese momento. En lo personal, a veces lo veía muy violento o vinculado con personajes de grupos neonazis que a mí no me interesaban. Entonces se empezó a pensar otra cosa pero sin dejar de estar vinculados al hardcore punk. No quisimos dejar los lugares que habitábamos ni pensar algo paralelo, pero sí proponer otras respuestas. Creo que eso es lo que surge cuando aparecen Flores del Sol, Whisper, Natural -donde cantaba Peter [López], que después cantó en Los Álamos-, en Uruguay Hablan por la Espalda, en Chile Asamblea Internacional del Fuego… se fue dando una explosión, un sonido, una forma de entender, de reescribir el hardcore punk”.
Si bien Mofa tuvo largos periodos de párate y alguna vez han anunciado su separación, cada tanto vuelven a tocar o editar material nuevo, como en 2020 donde sorprendieron con un nuevo single. Nuestro recomendado de ellos es su disco El refugio en la calma (2012), una joya de punk emocional donde el grupo reversiona canciones de sus primeros años junto a nuevos temas, incluyendo una hermosa colaboración con Gabo Ferro.
Whisper
Considerado por muchos como el grupo que inició el emocore en Argentina e influenciados por el hardcore local y el posthardcore norteamericano, Whisper se fundó a principios de los noventa (cuando sus integrantes tenían entre 15 y 19 años), y se separaron en 1999, antes de terminar de grabar su primer disco, dejando solo dos splits: Un split amigo (1998) compartido con Eterna Inocencia, y Hacia el ocaso de la resignación (1999) junto a Flores del Sol; ambos fueron editados por Sniffing Recording Industries, sello fundamental para la escena. En esas canciones resalta la voz de Diego “Lirios” Silvani, quien pasaba de partirse la garganta a los gritos a cantar amablemente sobre angustia y soledad. En 2020, Inerme Discos y Sniffing se encargaron de editar Comple(té)a, álbum que recopila los temas incluidos en los splits, el cover que grabaron para un tributo a No Demuestra Interés, y una canción inédita.
Flores del Sol
Otra de las bandas de ese momento proto emocore fue Flores Del Sol. Una voz femenina líder que cantaba melodías dulces para luego pasar a gritar sobre un post hardcore noventero. En la banda estaban Marcela Lasbats y Gonzalo Rainoldi, quienes luego tocaron en Tirapiedras y Sentidos Alterados, entre otros proyectos. Su primer disco, publicado en 1998, se llamó Música para tus oídos… algo más que un par de acordes y gritos (así, con los puntos suspensivos). Luego vino el mencionado split con Whisper en 1999, y finalmente, en 2000, Five Rock Songs, EP con un sonido mucho más pulido e influencias del rock alternativo. “Me flashea mucho que una de las primeras bandas emo de Argentina tenga dos integrantes mujeres y una voz femenina. Me parece hermoso”, dice Julieta Limia, ex Temporada de Tormentas y actual Fin del Mundo y Nadar de Noche. Hablar de la historia del emo en argentina es hablar de Flores del Sol.
Baltimore In Love
“La mayor diferencia que veo entre los grupos de los 90 y los 2000 son sus influencias y cómo eligen presentarlas -reflexiona Enzo Raffler del blog especializado en emo latinoamericano El Basurero del Emo-. Lo que he escuchado de las bandas noventeras se acerca a un sonido emo de la ‘primera ola’, todavía derivado del hardcore emocional más puro. Luego, en los 2000, el género fue para diferentes lados, incorporando más influencias post hardcore por un lado pero también teniendo su parte screamo”.
Y si hablamos de esto es inevitable detenerse en uno de los grupos donde puede notarse esta nueva búsqueda: Baltimore In Love, con Lirios, de los ya disueltos Whisper, desgarrando su cálida voz en versos en inglés sobre un post hardcore con la mezcla exacta de melodía y caos. En su corta pero vibrante existencia sacaron dos discos esenciales: Baltimore In Love (también conocido como Six Songs EP, en el año 2000) y Lick the Stars (2005), ambos editados por Sniffing Recording Industries. Parte de sus integrantes siguieron su rumbo musical en Humo del Cairo y Nairobi, por nombrar algunos. Un grupo fundamental.
Hace algunos días nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento de Diego “Lirios” Silvani el pasado 26 de marzo del corriente año. Un artista fundamental y un trabajador de la autogestión que abrió caminos, y que con sus dos grupos dejó una obra que no sabe de época, solo de emoción. Aquí la emotiva despedida de Sebastián, líder de Mofa, a su amigo y compañero de ruta.
Vocero, Iniciativa del Cambio y Desobediencia
Estos tres grupos son los representantes de la primera camada de bandas que iniciaron un acercamiento al screamo en Argentina a principios de los 2000. El screamo (subgénero donde la voz canta con gritos fuertes y profundos, expresados con mucha violencia y carga emotiva, tanto a toda velocidad como en las partes lentas) se volvió un ingrediente esencial en buena parte de la escena emo y post hardcore. Entre sus precursores locales aparece en 2001 Vocero, quienes si bien no eran puramente screamo, tenían momentos y canciones donde asombraban con sus gritos catárticos sobre un hardcore punk cruzado con hardcore melódico, post hardcore, y algo de At the Drive-In. Sus letras eran declaraciones de principios que suenan muy actuales, como “Sal de tu género/ Escapa a tus roles y comenzarás a vivir cuando dejes de ser un miembro serio de la sociedad y seas tú mismx”, o cuando gritaban “Debemos eliminar el trabajo/ por lo tanto, el único sabotaje es no trabajar jamás y utilizar nuestras energías en la creación, el juego, el amor/ Nunca probé algo que sepa tan bien como un beso apasionado”.
Iniciativa del Cambio -también conocidos por su sigla IDC- arrancó en 2002 mezclando hardcore, metal, momentos de calma, caos y rabia para letras cruzadas por el movimiento straight edge, relaciones destruidas, y superación. Estos oriundos de Mendoza son reconocidos por romper las barreras entre géneros musicales y una larga trayectoria que comenzó en 2003 con el disco Agosto.
En el caso de Desobediencia eran de Buenos Aires, y si bien tenían una fuerte impronta de hardcore crust, también poseían una clara influencia del emocore que se nota en su único disco editado llamado Gritos de protesta (2001), con la particularidad de que los gritos eran emitidos por dos mujeres cantantes con una fuerza impactante. Sol Suarez, quien fuera su bajista, recuerda: “Las dos cantantes se llaman Rocío, una mi hermana y la otra una gran amiga. Yo tocaba el bajo, y se completaba con Maxi en Guitarra y Beto en batería, y en los últimos recis sumamos a Fede en segunda guitarra, lo que era novedoso para lo punks que éramos. Teníamos fechas en ámbitos anarcopunks y festivales a beneficio de organizaciones autogestivas. Recuerdo que compartimos muchas fechas con Vocero, Biofilo Panclasta, Migra Violenta, y también con Hablan por la Espalda (Uruguay), Baltimore in Love, Marcel Duchamp (Chile), Cochebomba (México) y Desesperanza (Rosario) entre otros”. Sol recuerda que Desobediencia tuvo una vida corta pero intensa, comenzando a principios de los 2000 y separándose en el 2002. ¿Y luego que se disolvió Desobediencia que pasó? “Fuimos armando otros proyectos. Con mi hermana seguimos en el hardcore punk más gritón y más pesado. Armamos una banda de todas mujeres que se llamaba Cutter, con la que no llegamos a grabar pero tocamos varias veces entre 2002 y 2003; y luego otra que se llamaba FarenHate, con la que tocamos una sola vez en el 2004”. Cuando le preguntamos sobre su presente, la ex bajista desobediente contesta: ”Hoy soy Profesora de Artes Visuales, estudió Antropología Social, doy clases en la universidad y escuelas, Milito dentro de la Economía Popular, pinto en la calle y soy madre. Agradezco mucho todos los caminos recorridos y las personas inmensas que me fui encontrando en el campo de la autogestión, porque hacen que hoy yo sea así”.
Cuando le preguntamos a Sol sobre si considera que abrieron cierto camino en el screamo local responde “Yo tenía 16 años, eramos re adolescentes, pero todes flasheabamos. Nosotres y quienes venían a los recis, éramos conscientes de la novedad”. Enzo, de El Basurero del Emo, opina “Desobediencia es lo que más se acerca al screamo de la primera ola. Los grupos con pleno screamo comienzan en Argentina a partir del 2010 aproximadamente, y es con los rosarinos La Última Canción del Mundo que en 2007 aparece la primera banda totalmente screamo del país”
Burning Metro
A principios de los noventa surgió en el centro norte de los Estados Unidos (Illinois, Wisconsin, Nebraska, Missouri) la llamada “segunda ola del emo”. Esta nueva camada de bandas ya no solo estaban influenciadas por el hardcore y el post hardcore, sino por el rock alternativo, el math rock y el post rock. Esto generó un nuevo emo, con nuevos sonidos, guitarras más trabajadas y luminosas, y diferentes atmósferas, y fue bautizada como “midwest emo”.
Contamos esto para trazar un paralelismo y entender los pasos dados por Burning Metro, quienes mezclaron hardcore melódico con math rock (¿el primer grupo argentino en hacer math?) y el resultado es electrizante. En 2020, el grupo Kyori decidió reversionar “Las ambulancias no se detienen por nada”, canción incluida en el último disco de Burning Metro (Tierra de los fuegos de 2012), y el cantante invitado para este cover fue, justamente, su guitarrista Matías Agustín Oyhandy. Un merecido tributo y seguramente no el último. Nuestro favorito de ellos es su segundo EP, La mecánica de las cosas, de 2007.
Jordan
Parte importante de esta nueva corriente de bandas que surgieron en los 2000 fue Jordan, quienes con una propuesta súper pulida y prolija, cantando acerca del desamor y las derrotas sobre una mezcla de hardcore melódico, post hardcore, metalcore y punk pop, consiguieron una legión de seguidores. Aunque anunciaron su disolución en 2013, hace algunos años volvieron al ruedo con su formación original. Fue con La pura percepción (2007), su segundo disco, que la banda explotó en popularidad, convirtiéndose en uno de los grupos más convocantes del palo. Nosotros nos quedamos con su álbum debut, Buscando el clima (2005), por la crudeza del primer registro, la búsqueda de ese sonido tan cuidado, y por incluir el temazo como “Viviendo diferente”.
Turpentine
”Para mí, eran medio emo por accidente” -dice Sebastian Ayala del grupo Archipiélagos y parte del sello y colectivo Anomalía Ediciones, sobre Turpentine-. Conozco a sus miembros y sé que no curtían ese palo, pero tenían unos recursos en común que los terminaron acercando”. Con una sensibilidad fina mixturaron post rock y rock alternativo, obteniendo un sonido tan delicado como potente, y convirtiéndose en una de gema de culto en la historia del rock independiente argentino. Comenzaron en 2003 -cuando todavía eran adolescentes-, sacaron tres discos, y se separaron en el 2007 (su cantante hoy forma parte de YON, recomendado grupo de math y post rock). Volvieron en 2017 para un único show conmemorando los diez años de su final. ¿Será mucho soñar con una reunión por los quince en este 2022? Juntamos firmas.
Arde Hollywood
“Si hablamos de la primera banda relacionada con el emo de Argentina que me impactó, pienso automáticamente en Arde Hollywood. No había escuchado algo similar previamente, fue una sorpresa y me gustó a la primera escucha. Hoy en día me sigue gustando ese primer disco”, dice Jaime Vega de Movimiento Circular los Árboles, grupo radicado en Perú dedicado a la investigación y difusión del emo y el screamo que comenzó como un blog y hoy es una página de Facebook, publicaron dos compilados en Bandcamp, y tienen un podcast llamado Postcast en el cual entrevistan y difunden artistas emo y screamo latinoamericanos. “Su estilo, la manera que lo ejecutaron, y además en español, fue algo alucinante -agrega Jaime-. A partir de ahí, gracias a ellos, comencé a entrar más en el post hardcore y emo latino”.
En Arde Hollywood, la voz bramaba furia junto a guitarras veloces y una batería imparable, logrando momentos que iban de la calma y la reflexión a estallidos de rabia. Julieta Limia recuerda: “Los iba a ver a todos lados. Eran una mezcla entre Drive Like Jehu con Orchid, Yage y ese emo europeo que se caracteriza por tener una energía zarpada pero con la sensibilidad al palo”. En sus diez años de existencia (2005-2015) editaron dos EPs, y en 2016 Percha Ediciones –otro sello fundamental del movimiento- publicó Discografía, cassette que reúne la obra completa del grupo. Luego de su separación, los integrantes formaron Escupen Serpientes, Dana Fleyser, y Ostende; es decir no solo una gran banda, sino un importante semillero de músicos e ideas.
Las Armas
Otro emblema del emo local nacido en los 2000 fueron Las Armas, con Sergio “Otaku” Grossi en la voz principal (quien también fuera cantante de Los Años Mueren, Agitamares y Mis Amigos Muertos, incluso de varias de estas bandas al mismo tiempo). Publicaron cuatro discos entre 2006 y 2015 -año en el que se separaron- con la particularidad que, si bien mantenían su esencia y corazón, ningún álbum fue igual a otro, proponiendo siempre algo nuevo. En sus discos conviven guitarras math, climas post rock, furia post hardcore, búsqueda indie alternativa, sensibilidad pop, e incluso sumaron un sintetizador, y hasta incluyeron un remix en uno de sus discos, cosas impensadas para el género. En Las Armas lo emocional iba más allá de las estructuras. Difícil elegir un solo disco de ellos por la diversidad mencionada, pero Animales (2010), su segundo EP, funciona como una gran presentación, un puente entre la rabia anterior y la exploración posterior, y de ahí en más solo resta escuchar y dejarse llevar.
Romeo Tragedy
La aparición de MySpace en los 2000 fue un hecho revolucionario para la escena. Ustedes son muy chicos y quizás no se acuerden, pero MySpace fue el Spotify de su era; fue la plataforma global de distribución de música por internet y una de las primeras redes sociales. Es en ese momento que el público local comenzó a escuchar lo que sucedía en otras partes del mundo de manera inmediata. También facilitó la conexión entre bandas y fans, y la visibilidad de la escena, ya que podías escuchar un artista y encontrar recomendaciones similares. Es fundamental comprender la importancia que tuvo esta innovación para el arribo de nuevas influencias, la renovación, la difusión y el nacimiento de nuevos grupos. Hablamos de Myspace, que tuvo mayor relevancia, pero también de Purevolume, que surgió casi al mismo tiempo, siendo también un sitio de música con el mismo efecto pero orientado al rock alternativo. Es ahí, en ese contexto y plataforma, que aparece Romeo Tragedy, una banda que fusionó el espíritu emo con el metalcore (ese cruce entre el hardcore y el heavy) desplegando velocidad, fuerza y agudeza sonora para letras de pérdida y soledad. Su primer disco, Freedom and Combet (2006), suena tan fresco y fuerte como el primer día. Un discazo de principio a fin.
Deny
“Si hay algo que me di cuenta investigando, es que previo al 2012 hay una gran falta de buenos lanzamientos de bandas “scene-core”, “myspace-core” -cuenta Enzo de El Basurero del Emo-. Deny llena muy bien ese vacío con sus discos La distancia y Reino de tormentas. A pesar de los clichés y demás cuestiones, supieron crear grandes disco con grandes canciones”. Esta banda de metalcore y screamo combinaba la agresividad y la melodía, los gritos y la canción, y sintetizadores con guitarras heavy. Se disolvieron en 2019 tras once años de carrera, convirtiéndose en una leyenda reciente de la escena local.
Diasol
Cuando Luciano Lamtzev de Las Mañanas piensa sobre sus grupos favoritos del emo argentino, no duda en mencionar en primer lugar a Diasol. “En una feria de discos ambulante encontré su álbum, ese del edificio en la portada blanca. Fue un disco que me marcó mucho y afianzó eso que venía descubriendo. Tuve la suerte de verlos en vivo en el Festival Lado B en Bahía Blanca y eran unas moles de emoción con fuerza”. Este trío de Mar del Plata es habitualmente más relacionado con el punk y el hardcore melódico, pero tienen un fuerte contenido emocional en sus letras y formas de interpretar, especialmente en sus primeros discos. Luego fueron buscando y probando nuevos sonidos, sin nunca dejar completamente esta característica de lado. Comenzaron en 2003, publicaron cuatro discos hasta la fecha y continúan en actividad.
Lost Hope
“Lost Hope es una de las mejores bandas que hubo de emo post hardcore acá”, declara Ignacio Castillo, ex integrante de Temporada de Tormentas, actual Pyramides y productor de numerosos discos de la escena local. Luego de publicar un demo titulado Tiempo de actuar (2010) -donde mezclaban punk pop y hardcore melódico, con indicios del emocore por venir-, y de varios singles, el 21 de diciembre del 2013 publicaron su primer y único LP, el vibrante El día más largo del año, el cual contiene nueve canciones de energía plena con letras de autodescubrimiento, superación y amistad, entre las que se encuentra una gema desbordante de emoción titulada “Cruces & medallas”.
Estuvieron activos entre 2007 y 2015, cuando anunciaron su separación con un sentido comunicado en sus redes sociales. Su cantante, Jay Averbuj, hoy se encuentra abocado a su labor como tatuador y como voz líder y compositor en La Fuerza Robada, interesante proyecto musical de canción pop alternativa climática; mientras que quien fuera el baterista, Lucas Andreu, es un reconocido ilustrador y diseñador gráfico que formó parte de Temporada de Tormentas y hoy es cantante y guitarrista en Nadar de Noche. Lost Hope y su disco El día… son tesoros que, aunque pasen los años, nunca dejan de brillar.
Árboles en Llamas
Activos desde 2010 hasta 2015, la carrera de la banda cordobesa Árboles en Llamas fue corta pero contundente, llegando a ser uno de los referentes del post hardcore latinoamericano en el mundo. Nicolás Sicardi -también conocido por su faceta de cantautor solista– aquí parece escupir fuego con esos gritos salvajes y existenciales. Sus canciones rara vez llegan a los dos minutos de duración, son descargas irrefrenables de duda y dolor; y en el caso de aquellas que superan esa extensión, son las que se toman el tiempo para jugar con los climas y los ritmos, logrando un nuevo significado.
Otro aspecto a destacar de la banda es su evolución a lo largo de sus cuatro discos, sumando contundencia al mensaje y una violencia fina y filosa al sonido. Sebastián Saire, de Inerme Discos, cuenta su vínculo con este grupo: “Tuve la suerte con Inerme de editar sus trabajos, y de alguna forma mostrar lo que pasaba fuera de la provincia de Buenos Aires, dejar de mirarnos el ombligo de lo que pasaba acá y mostrar eso que estaba surgiendo en Córdoba, que era muy importante. Un sonido que recuperaba el espíritu y la fuerza del post hardcore”. En la actualidad, Sicardi forma parte de Agobio, otro interesante proyecto de screamo cordobés. Árboles en Llamas fue un grupo clave, con una obra a la que siempre vale la pena volver.
Ostende
También en 2010 edita su primer disco otra leyenda del post hardcore local: Ostende. De hecho, confesamos que el puntapié inicial de esta nota fue la alegre noticia de una reunión del grupo luego de casi cinco años sin tocar en vivo. No nos equivocamos si decimos que Ostende es un grupo icónico en el screamo latinoamericano. Salvajes, iluminados, hacedores de un caos dirigido, artistas del ruido más bello y veloz.
Su impacto, legado y evolución son innegables, y algo de eso dice Enzo Raffler cuando los destaca entre sus favoritos locales: “Ostende muestra una gama de sonidos no explorados previamente en el país, o al menos los muestra en su mejor faceta. Desde su demo emoviolence hasta la faceta post hardcore de Las pasiones no están muriendo, me parece que Ostende siempre estuvo un paso adelante en calidad de composición y sonido”. Es difícil elegir solo un disco de ellos, así que -previa recomendación de sumergirse en el fuego de su obra completa- optamos por su último EP, publicado en enero de este año, que resume el espíritu del grupo y alimenta la manija por más shows de este esperado regreso.
Emya
“Una banda clave es Emya -asegura Sebastián Ayala de Archipiélagos-. Los vi por primera vez una vuelta que compartimos fecha, y me flasheó mucho la banda y la entrega del cantante. Fue muy intenso y memorable el show”. Cultores de un post rock crudo mezclado con post hardcore y atravesado por una voz sangrante, los Emya tienen un lugar destacado y bien ganado en la memoria emo. Entre 2012 y 2016 sacaron una trilogía de discos imperdibles, todos titulados Viera, y en 2017 una canción en un split con la banda Vientos por Vegan Records (otro importante sello discográfico). Además, varios de sus miembros formaron dos grupos importantes del post rock local: Blien Vesne y Para Establecer un Río.
Una particularidad de Emya es que sus integrantes se declaran públicamente cristianos, exponiéndolo en sus redes sociales y en su lírica. Por ejemplo, en su canción “Y entraron por las puertas” cantan “Goliat es la angustia, tu gracia son mis piedras”. Ayala agrega: “Sí, son cristianos y sus letras hablan bastante de eso, y yo soy ateo, pero cuando los escucho me conmueven un montón”.
Archipiélagos
“Archipiélagos sintetiza lo mejor de la parte math rock y midwest emo en el país -afirma sin dudar Enzo de El Basurero del Emo-. Los acercamientos al sonido no habían sido tan claros previamente, y creo que su evolución sonora es más que interesante. Desde lo casi instrumental del primer EP a su último álbum, siempre supieron darle una vuelta de rosca a la fórmula”.
El baterista de la banda Sebastián Ayala tiene su propia opinión sobre por qué un género tan técnico como el math rock se lleva tan bien con la sensibilidad emo: “Si bien no son géneros que vengan del mismo palo, por alguna razón hubo bandas que adoptaron ambos y los supieron mezclar muy bien, quizás comparten recursos en común pero son los menos. El estilo del math también fue cambiando bastante respecto a sus orígenes, se fue volviendo un poco más limpio y más melódico en mi opinión, quizás producto de estas bandas que lograron maridar ambos estilos”.
“Creo que Archipiélagos hizo que el emo tuviera un revival tremendo y llegara a muchísima gente -agrega Julieta Limia de Fin del Mundo, quien se declara fan-. Aparte los miembros de esta banda son los fundadores de Anomalía Ediciones, un sello encargado de reunir bandas del math, emo y post rock, y de organizar recitales y movidas para darle el espacio y la atención que este gran género merece”. Resumiendo, Archipiélagos es una de las bandas actuales que mejor representa esas particularidades del emo como la sensibilidad, la pericia, la fuerza, y la evolución, y que crece a partir de ahí.
Cursi No Muere
En 2015 hace su aparición Cursi No Muere con su disco Robar flores del cementerio, y se vuelven, casi de inmediato, en figuras de la escena post hardcore local. Hay un montón de emoción en esas canciones de amor gritadas, en esas ráfagas imparables de ternura cegadora. En su último disco hasta el momento, Valientes quienes corren, editado en 2019 por Paper Heart Discos (sello fundamental en la actualidad y renovación del género) encontraron una identidad y un estilo propio que los diferencia y encanta. En enero de 2020 publicaron en sus redes sociales un breve texto de despedida. Esperamos sea solo una pausa.
WRRN
“WRRN es una banda que ha trabajado de manera constante desde su primer EP, algo que hay que valorar ya que es común que bandas de este estilo no duren mucho cuando son originarias de Latinoamérica -nos dice Jaime Vega de Movimiento Circular de los Árboles-. Más allá de eso, presentan un sonido fresco, acorde con el post hardcore, con influencias de post rock y estructuras inusuales e intensas“.
WRRN (se pronuncia “Warren”) arrancó en 2016 y llevan publicados hasta la fecha cuatro singles y dos EPs con un atrayente combo de screamo y hardcore melódico. “Los dos últimos singles han sido geniales -agrega Jaime-, quizás lo único que les falta es atreverse a concretar un álbum”. Siguen en actividad, a no perderles pisada.
Las Mañanas
Luciano Lamtzev es uno de los artistas más productivos y experimentadores de esta patria. En paralelo a la última etapa de Dos Astronautas -celebrado grupo de post rock de Bahía Blanca en el cual participó- inició Principiante y un tiempo después Lumtz, ambos proyectos de ambient pero con diferentes recursos y acercamiento. En el medio de esto creó Las Mañanas, el grupo donde amalgama de manera muy delicada y orgánica el post rock y la canción alternativa, donde la sensibilidad emo se percibe en la vibración de las cuerdas y la emoción se expresa sin necesidad de palabras. Sí, en Las Mañanas no hay un cantante, y cuando hay una voz es una capa de sonido más en la construcción del sentimiento.
“La verdad es que no hubo una idea de un sonido a lograr ni alguna referencia en concreto, más que el juego microfoneando la bata con cinta y esas cosas -cuenta Luciano, ahora establecido en San Carlos de Bariloche-. Trato de que mantenga lo simple porque encuentro en esa simpleza una comunicación más suelta, que se acerque más a esa persona que le da play a un disco cuando se sube al bondi o vuelve caminando a la madrugada. O sea, lo que me pasa a mí”. Las Mañanas acaba de publicar un nuevo disco titulado Tristeza, el momento justo de escucharlos y enamorarse para siempre.
Ginestá
Cuando arrancaron en 2016, durante su primer año se llamaron Amberes, para luego cambiar a su nombre definitivo: Ginestá, en honor a una militante y periodista francesa. Este grupo de Bahía Blanca, hacedores de un post hardcore con screamo y algo de spoken word, publicó en 2018 su único disco hasta la fecha, el excelente De la agonía en las ciudades, donde encuentran una madurez e identidad sonora que los destaca con la producción de Luciano Lamtzev de Las Mañanas.
Luciano había formado tiempo antes con algunos miembros de Ginestá otra banda mítica del post hardcore bahiense llamada Todos los Inviernos del Mundo; varios de ellos también fueron parte de Tempestades, otra leyenda del ruido zonal. Una vez finalizado este proyecto, la amistad continuó entre ellos. “El EP lo grabamos con una placa de dos canales prestada, hermosamente rústico todo, pies de mic pegados con cinta en la bici y esas cosas -recuerda Luciano-. Yo iba por toda Bahía grabando a cada uno en su casa”.
Sobre sus shows en vivo, Luciano cuenta: “Sonaban como tienen que sonar, fuerte y al pecho. Generalmente en los lugares donde tocaban el sonido no era el mejor, entonces las letras no se llegaban a entender, pero ahí estábamos sus fieles seguidores gritando con Juan [Farizano, cantante] frases como ‘Chicos que esperan por tardes enteras y el tiempo que corre se vuelve ceniza de barrios enteros que caen perfectos de pie’. Por dios, decime quién canta eso, los amo”.
Mis Sueños Son de tu Adiós
“Enzo, la persona tras Mis Sueños Son de tu Adiós, se ha destacado por ser altamente prolífico a pesar de las limitaciones que implica ser el único miembro de la banda -cuenta Jaime Vega de Postcast-. Lo que me llama mucho es el estilo que ha desarrollado para mezclar dentro de una canción pasajes caóticos con algunos más melódicos. Ha despertado la atención de sellos fuera de Argentina, lo que le ha permitido editar un álbum y varios splits con bandas emergentes de screamo”.
Enzo mismo nos cuenta sobre su búsqueda: “La propuesta salió de la necesidad de crear canciones screamo que reflejen todo lo que amo del género, sin muchas pretensiones. Ahora mutó a un proyecto que abarca muchos sonidos, incluyendo el metalcore, emo dosmilero y demás, sin dejar de lado su base screamo”. Mis Sueños Son de tu Adiós es hoy reconocido en la escena latinoamericana por su candente emoviolence, screamo y kittencore, suerte de subestilo dentro del screamo donde los gritos son dados por adolescentes con voces tiernas y agudas. Así etiqueta Enzo sus discos en Bandcamp, un término que comenzó como un chiste y hoy se convirtió en una forma cariñosa para seguir hablando del screamo.
Para terminar su recomendación, Jaime opina que la clave de entrada está en el split realizado junto a The Civil War in France, solista screamo de Baltimore, Estados Unidos. Y una vez más, coincidimos.
Sur.i.name
En 2020, en Caleta Olivia, Santa Cruz, aparece Sur.i.name, un trío que fusiona de manera suave y natural el post rock, el post hardcore, y bastante de spoken word. Sus canciones pueden ser dulces, introspectivas, con pasajes de delicada exploración poética; o estallidos guitarreros y angustia screamo. Hasta el momento publicaron dos singles, un EP y un cortometraje en el cual intercalan imágenes de ensayos con un personaje que recorre melancólicamente una ciudad imprecisa del sur argentino. Paisajes, nostalgias y paseos, una descripción que sirve tanto para este corto como para toda su música.
Las Partes Faltantes
Activos desde 2019, y luego de un EP adelanto de dos temas, a fines de 2021 sale el primer disco de Las Partes Faltantes, titulado, justamente, Las Partes Faltantes. El disco mezcla partes cantadas con gritadas, momentos math con post hardcore, indie alt y post rock. En un momento cantan “Cada vez que escribo sobre lo perdido, me asusto de mí”, o “I was so ashamed, always so ashamed, from your bully friends” y el corazón se te estruja; pero también “No hay salida, el sistema nos pisa/ Solo en la rebeldía encuentro sanación / Ellos siembran miseria, nosotros resistencia”, y todo late más fuerte. Tienen sensibilidad, fuerza, melodía, destreza, frescura, y descarga. El mejor presente de la escena, está acá.