Brian May es hoy, a sus 73 años, una leyenda viviente. No obstante, el artista británico acaba de revelar ante la prensa de su país que hace un tiempo estuvo al borde de la muerte en más de una oportunidad, y por razones casi insólitas.
En una entrevista reciente con The London Times, el guitarrista de Queen contó que realizó una cirugía para colocar tres estents (tubos de mallas de metal expandible) en sus arterias. Pero más adelante, el músico experimentó serias complicaciones como efecto secundario de la medicación que le recetaron. Aquello ocasión que una explosión estomacal haya estado a punto de acabar con su vida. De igual manera, él sufrió de un infarto:
“El ataque cardíaco fue un símbolo de una enfermedad arterial, pero yo no bebo, ni fumo, ni tengo el colesterol alto y estaba haciendo ejercicio durante el recorrido, entonces, ¿por qué ocurrió? Al menos ahora tengo un corazón que funciona mucho mejor de lo que estaba”.
En la actualidad, Brian se encuentra bastante bien de salud o por lo menos no sufre de dolencias que le impidan desarrollar sus labores diarias y seguir tocando junto a sus compañeros. En ese sentido, él se siente bastante optimista y agradecido con el destino: “En verdad, estuve muy cerca de la muerte. Pero ya estoy bien. Estoy aquí. Listo para rockear”.
Pero vale destacar que esta no es la primera vez que él se sincera sobre los momentos en los que estuvo a punto de partir de este mundo. Hace unos días, May presentó una nueva guitarra de colección y habló sobre su amistad con David Gilmour de Pink Floyd.