Un hombre alado, dirigido por Felipe Restrepo, es uno de los pocos documentales de Gustavo Cerati que proviene de un intento artístico y conceptual cien por cien. Así, el film no cae en el facilismo de hacer un documental más del montón, haciendo entrevistas previsibles con música de Cerati de fondo. Por el contrario, esta obra toma un camino diferente, un camino artístico a secas; puro.
Esta reconstrucción es posible, entre otras cosas, porque “se les negaron los derechos de la música a los creadores”: sí, esa “mala suerte” a veces juega a favor del arte independiente. Entonces, se creó una banda sonora original que tocara “sonidos que podría hacer Cerati”: pinceladas de guitarras alusivas, sonidos ambientes, etc. Por lo tanto, el audiovisual propone un enfoque elíptico y poético, la mejor forma de entender y hacer vivir la obra de un artista.
El documental muestra los testimonios en un matiz relajado de conversaciones cálidas e íntimas en las que Adrián Taverna, Tweety González, Richard Coleman, Andrea Álvarez, el peluquero Oscar Fernández Roho y el cineasta Eduardo Capilla, entre otros, se disponen a contar anécdotas y reflexiones inéditas, bajo un cuidado de luces y sonidos en correspondencias con un todo muy logrado. Incluso el cineasta Ariel Rotter, que pocos saben que trabajó con Cerati para una banda de sonido de un film, también hace su aporte nuevo y fresco.
La pieza alude a las cosmovisiones estéticas del músico, a sus compañeros de ruta -los grandes ausentes son Zeta Bosio y Charly Alberti-, intentando reconstruir la mística de su motor creativo, rememorando a un Cerati lleno de matices que lo engrandecen aún más y, en este aspecto, se distancia de otros documentales como Bios Gustavo Cerati, de National Geographic, en donde se puede ver una propuesta más previsible y latinomericanista, enfocada en la faceta popular del músico, por supuesto con los recursos necesarios para asegurarse los derechos que hagan emocionar al televidente común.
Pero eso poco tiene que ver con la obra de un artista genuino, sino más bien con un sensacionalismo de apuntar a un público más amplio, sin compenetrarse con las urdimbres más profundas del proceso creativo del artista en cuestión. Sin dudas, los realizadores de Un hombre alado parecen conocer más profundamente el arte de Cerati y hacen un material más enfocado a los verdaderos interesados en su obra. Todo lo otro pertenece más al mundo de los negocios.
El trabajo de Restrepo se constituye como uno de los primeros intentos serios de documental con cosmovisión de autor sobre la obra de Cerati. Vaya grata sorpresa podría haber sido este proyecto para el propio Gustavo, que sabía cultivar las reversiones y las alusiones implícitas de otros artistas en su trabajo, de allí su actitud celebratoria y abierta con la música universal; por eso los samplers que nos sacaban sonrisas cómplices y los guiños de su guitarra en vivo a otras canciones, según el concepto del disco que estuviera presentando. En fin, metáforas, pensamientos y sensibilidades serpenteantes de la cultura, que es la mejor forma de vivir armónicamente con el mundo artístico. Cerati ponderó este concepto global del universo, que tanto defendió en su último disco Fuerza natural.
Un hombre alado está disponible en las plataformas Vivamos Cultura, Cine.ar y en YouTube.