La violencia en el cine siempre ha dado que hablar; ha reunido detractores a millones mientras recolectaba otros tantos fanáticos tildados de perversos. Teniendo siempre como vil enemiga a la censura, se ha constituido sin embargo en subgénero (o varios subgéneros), apelando ya sea a la violencia psicológica, visual, verbal, física o aquella que, tan irónicamente nos hace reír. La violencia explícita funcionaría en muchos casos como elemento de denuncia, satanización de conductas sociales, exposición de hechos naturalizados en lo habitual pero que con un toque de morbo espantan al espectador desprevenido. Muchas veces, esa violencia que tanto asusta y que suele tildarse de exagerada e innecesaria, es nada más que el reflejo exacerbado de lo cotidiano.
Torturas, denigración al humano, venganza, violación y sangre (o aquello que el cine nos ha enseñado que es sangre) a montones, constituyen el abanico de fórmulas que suelen funcionar de maravilla para que el morbo que todos llevamos dentro se dispare en hermosa comunión con el arte. A continuación, una (subjetiva) lista de diez films que nos han impresionado, nos han hecho taparnos los ojos, nos divirtieron, lograron disparar alguna reflexión sobre la violenta construcción subjetiva y que siempre, alguna escena recordamos.
10. Martyrs (2008)
Mezcla de cine de horror y tortura, Martyrs reflexiona sobre la idea del “más allá” y de la trascendencia que ronda por la ideología cristiana. El dolor y el sufrimiento parecen ser las claves del conocimiento supremo, la vía para acceder a aquella pregunta que intriga a todos: ¿Qué sucede después de la muerte? El film se nutre de personajes monstruosos y torturas explícitas, teniendo como protagonistas a un puñado de víctimas consideradas mártires, testigos a partir del saber que otorga el castigo y el dolor extremo. El rojo de la sangre parece ser el color que tiñe toda la cinta, y si bien cuenta con varias escenas hiperbólicas que comparten las características del género de horror, contiene un planteo interesante e imágenes que por varios días nos mantienen perturbados. Julieta Aiello
9. Srpski film (2010)
La ópera prima de Srdjan Spasojevic explota de ironía, sangre y parodia, donde tienen lugar mujeres, hombres y niños. Con un ritmo frenético e imágenes perturbadoras, Srpski film (o Una película serbia) lleva la mente y la sexualidad del espectador al extremo. Parodia el cine serbio, la industria pornográfica y plantea una visión agónica del mundo, donde el mercado cinematográfico y pornográfico lleva a sus protagonistas al límite de la corrupción y victimización. Aquello de lo que nos espantamos es nada menos que el mundo que construimos día a día. Julieta Aiello
8. Natural Born Killers (1994)
Woody Harrelson y Juliette Lewis (mejor conocidos como Mickey y Mallory) encarnan a una hipnotizante y atípica pareja en la película más violenta de la filmografía de Oliver Stone. No es coincidencia que Tarantino haya sido el encargado del esbozo del primer guión, aunque luego Stone y sus escritores asociados -David Veloz y Richard Rutowski- hayan decidido centrar la trama en la pareja de asesinos, provocando la retirada de Tarantino del proyecto (aunque en créditos figure como el autor de la historia). Si bien tanto Mickey como Mallory tienen historias personales que solventan el disfrute de matar, la necesidad de los personajes por sobrevivir se vuelve casi tan auténtica como los rencores que guardan contra el mundo y sus habitantes. Dominados por códigos extravagantes que sólo ellos dos pueden comprender, Mickey y Mallory tomarán rehenes, violarán y alabarán cualquier manifestación de violencia a lo largo de todo el relato; es que claro, son asesinos por naturaleza. Como si no lo pudiesen evitar. Sus hazañas macabras llamarán la atención del público y un conductor de televisión verá en la particular pareja una mina de oro, intentando convertirla en el mayor éxito del prime-time. Así, Natural Born Killers no es solo una crítica a los mecanismos de violencia física y psicológica que se transparentaban en los noventa, sino que guarda un profundo rencor contra los medios televisivos, la sociedad austera y los pobretones sistemas de leyes de los Estados Unidos. La road-movie se fusiona con elementos de diversos géneros, desde el propio formato televisivo hasta la comedia y el cine negro, para engendrar un híbrido por demás satisfactorio. A pesar de la negatividad que generan las acciones de Mickey y Mallory en el espectador, éste comprende que los personajes son víctimas de sus propias vivencias y de que se han convertido, además, en objeto de interés de los medios que propagan la violencia sin medir a quién, tornándolos peones del marco ético del cual desean escapar. La película combina, de manera extraordinariamente congruente, formatos de la pantalla chica (en cuánto a angulación, lentes y efectos especiales) junto a las ironías de las sit-com, obteniendo un relato crudo pero hilarante de la sociedad capitalista moderna. Melina Storani
7. Funny Games (1997)
Funny Games es producto de la retorcida mente alemana encargada de engendrar a la cruel Benny´s video del ´92, donde la violencia se volvió tan tangible como intolerable. Sí, es cierto que hay un gran abismo que separa a las dos versiones de Michael Haneke, y quizás lo atractivo de ver sea justamente cómo el director modificó su esencia creativa a la hora de rodar en suelo extranjero. Pero es también esta variación la que permite otorgarle mayor valor a la primera de ellas; después de todo, sólo los valientes se animan a reinventarse a sí mismos. La historia gira en torno a dos adolescentes sádicos que, a pesar de su aspecto inocentón, disfrutan de matar y ensañarse con las familias vecinas. El asqueo del espectador hacia los protagonistas es inmediato; las atrocidades que practican sobre sus víctimas son prácticamente repulsivas e intimidantes. Paradójicamente, el espectador desea venganza; hay una sed de justicia por mano propia que no obedece ni a la ética ni a los principios religiosos. Los sentimientos más primitivos de quien se dispone a ver la película decantan en una sola reflexión: antes que morir, matar. ¿Y dónde reside el aspecto más enfermizo de Funny Games? En que la violencia puede nacer, crecer y reproducirse porque sí, porque al hombre le gusta enfrentarse al otro hombre, manipularlo, asustarlo y apoderarse de su coraje. El hombre destruye al otro por mero placer y es esta duda –prepotente y dolorosa– la que Haneke siembra en su quinto proyecto cinematográfico. La maldad del mundo ya no puede ser justificada; se es despiadado porque se lo desea, porque somos la única especie existente que puede y ansía atacarse a sí misma, como si las guerras ocurriesen de la boca para adentro e implosionasen de repente contra la primera figura viva que se cruce en el camino. A través de unos pocos personajes, iluminación realista y una trama sencilla, Haneke manipula y desvirtúa la percepción del espectador para que éste desee continuar mirando a pesar de las impresiones que las secuencias violentas despiertan en el fondo de su conciencia. Melina Storani
6. Oldboy (2003)
Que te priven de la libertad debe ser la cosa más humillante y denigrante para cualquier ser humano. Dae-su Oh (interpretado por Min-sik Choi) es liberado luego de 15 años de estar en cautiverio y tiene una misión: encontrar a su captor en 5 días. El realizador Park Chan-wook logró hacer toda una oda a la venganza (de hecho es la segunda partede la Trilogía de la Venganza, junto a Sympathy for Mr. Vengeance y Sympathy for Lady Vengeance) y hacernos reflexionar si sirve o no, mientras que nos entrega un thriller feroz que llegó a ser tanto de culto como popular entre otros realizadores (Cameron Crowe es fan confeso de esta cinta). Típico de los thrillers asiáticos, todo se sucede muy rápido en estos 120 minutos… excepto la deslumbrante escena en la que nuestro protagonista se come a un pulpo vivo. De esas escenas que se te quedan grabadas para siempre. Rodrigo Piedra
5. Benny’s Video (1992)
El cine de Michael Haneke siempre se caracterizó por ejercer una violencia psicológica amalgamada con una crítica desde adentro a la burguesía. Las perversiones de los burgueses y los espacios oscuros de la mente suelen ser el foco de sus películas. En esta cinta se centra en la figura de Benny, un pre adolescente misterioso, ensimismado y completamente fascinado con el registro crudo de la realidad. Un planteo hacia el cine contemporáneo y sus formas de representatividad y verosimilitud. Benny empuña la espada de lo real y llega al extremo para llenar de sentido, sangre, gritos y denuncia su propio registro, llegando a la cúpula de la provocación. Desde esta visión, no hay nada más fascinante que aquello que de verdad acontece, capturado en un video casero y sin la mediación del artificio. Julieta Aiello
4.Kill Bill Vol. I y II (2003-2004)
Una de las grandes obras de Quentin Tarantino es una oda a la venganza y la creación estética. Comercialmente infalible, soundtrack inolvidable y una muy buena historia para contar. Uma Thurman en un papel alucinante, representa a Beatrix Kiddo: es madre, novia, esposa, Black Mamba, aprendiz y cruel vengadora. Tarantino deposita muchas de sus influencias cinematográficas (Girls with guns, spaghetti western, artes marciales, anime, samurái) y las convierte en un inolvidable pastiche repleto de sangre, mujeres super sexys y peligrosas, sabios y misteriosos asesinos y las mejores muertes que puedas ver en la pantalla. Julieta Aiello
3. Irréversible (2002)
La violencia puede ir muy de la mano de la venganza y Gaspar Noé lo deja bien en claro en su ultra polémica Irréversible, su segunda película luego de la debutante Seul contre tous (1998). Estrenada en el festival de Sitges del 2002, a los pocos minutos de que empieza Irréversible vemos uno de los planos secuencia más memorables de la historia del cine: la hermosa Monica Bellucci entra al subte y es salvajamente violada por un desconocido, durante unos impactantes 10 minutos. A partir de ahí comienza la enfermiza historia de su novio, quien está dispuesto a todo para saciar su sed de venganza. Imágenes explícitas (los golpes a la cabeza con el matafuego genera entre incomodidad y asco), caos y una enseñanza final que está relacionada con el título de la obra: hay veces que no se puede volver atrás, y ver esta película es uno de esos sucesos. Rodrigo Piedra
2. Reservoir Dogs (1992)
La consagración de Tarantino como director, Reservoir Dogs, posee múltiples aristas que lo acercaron al género violento y, por qué no, al de acción. Además de poseer una trama sumamente tensionante y un elenco inmejorable, es una de las películas mejor musicalizadas de la época. Lo admirable de Tarantino no es sólo su perfeccionismo estético, sino también cómo su puesta de cámara logra ennegrecer y al mismo tipo satirizar la violencia que se desarrolla a lo largo del relato. Eddie (Chris Penn) y Joe (Lawrence Tierney), padre e hijo, convocan a un excéntrico pero bien calificado grupo de criminales para ejecutar un robo que, a simple vista, parece ser demasiado fácil. Con un flojo brazo de la ley intentando cazarlos del cuello, cada uno de los seis carismáticos exconvictos nombrados con colores (Keitel, Buscemi, Roth, Madsen, Bunker y el propio Quentin) será una piedra fundamental en el asalto, y uno a uno perecerán bajo las propias consecuencias de sus actos. La narración va y vuelve del presente al pasado reconstruyendo cómo cada uno de los protagonistas se ha visto envuelto en los negocios de Joe, interconectando los tiempos de las historias particulares al acontecimiento en común. El dilema surge cuando, tras el caótico desenlace de la encomienda, los criminales comienzan a sospechar que hay un infiltrado de la policía en sus filas y el resto del cuento es intentar descubrir de quién se trata, en una maraña de amenazas, ironías y diálogos suspicaces. La escena memorable: Madsen tortura a un oficial de policía mientras baila con animosidad “Stuck in the Middle with You”, de los Stealers Wheel, generando una poderosa y engañosa empatía con el acto de violencia en sí, alejándola de los límites de la moral. Melina Storani
1. A Clockwork Orange (1971)
Una de las películas más aclamadas y transgresoras de Stanley Kubrick, que ya se ha convertido en un hito del cine mundial y merodea sin parar por el imaginario popular. El mítico y carismático personaje de Alex DeLarge, la característica vestimenta de él y sus droogos, la lengua pastiche, entre otras cosas, hacen de esta cinta una marca registrada y un encuentro irresistible. Una descarada crítica a la sociedad moderna en todos sus niveles y a las instituciones más representativas de la burguesía. La metáfora del mecanismo y el engranaje circulan durante todo el film, sobre distintos referentes. Alex pasa del victimario a la víctima en unas horas de metraje. Las imágenes cuentan con la simetría y la perfección que caracterizan al realizador británico, formando una magnífica comunión con el dramatismo de las sinfonías de Bethoven. Julieta Aiello