Durante la última época de los Beatles, las tensiones y conflictos habían contaminado casi por completo el vínculo de los cuatro miembros del grupo. Siempre se creyó que Yoko Ono, la esposa de John Lennon, era en gran medida la artifice de todos estos problemas y, sobre todo, de ser la culpable de haber separado a la banda. Aunque es exagerado cargar con toda la culpa a la artista plástica, Paul McCartney confirmó que su presencia en las sesiones de grabación de la banda enturbió el entorno de trabajo.
Así lo declaró el músico en un reciente episodio de su nuevo podcast McCartney: A Life in Lyrics, en el que profundizó en cómo fue la antesala y el proceso de grabación de Let It Be, el último álbum que los Beatles publicaron en 1970. Según él, las relaciones entre los miembros del grupo ya estaban tensas, y ese clima empeoró gracias a la relación “inseparable” entre John y Yoko.
Paul expresó: “Así que cosas como Yoko estando en el medio, literalmente en medio de la sesión de grabación, era algo con lo que teníamos que lidiar“. El artista también mencionó la terquedad de su principal compañero durante esa época: “Y la idea era que si John quería que esto sucediera, entonces debería suceder. No había razón para que no sucediera”.
A pesar de la incomodidad que vivían en el estudio, el cantautor explicó que la mayor parte del tiempo guardaban silencio acerca de la presencia de Ono en el estudio “por respeto a John”. “No creo que a ninguno de nosotros le gustara particularmente“, dijo y definió sus apariciones como “una interferencia en el lugar de trabajo”.
McCartney dijo que preferían guardarse las cosas por el solo hecho de que querían seguir trabajando, y porque lo que importaba era hacer música. “Es lo que hicimos toda la vida”, dijo. “Éramos The Beatles, y si no estábamos de gira, estábamos grabando. Y eso significaba que si estábamos grabando, estábamos escribiendo”, concluyó.
Escucha el episodio del podcast a continuación.