Casi una semana después de entregarse luego de pasar 24 horas prófugo, esta mañana Cristian “Pity” Álvarez fue considerado imputable y, acto seguido, procesado con prisión preventiva por el juez en lo criminal y correccional porteño, Martín Yadarola, por el delito de homicidio agravado por el uso de un arma de fuego que terminó con la vida de Cristian “Gringo” Díaz, de tan sólo 36 años.
El juez defendió su decisión argumentando en el fallo publicado en el sitio del Centro de Información Judicial (CIJ) que, “independientemente de las secuelas a nivel psicofísico generadas a raíz del policonsumo de sustancias psicoactivas oportunamente comprobadas con antelación a este episodio, al momento de producirse el hecho investigado en autos [Álvarez] presentaba la capacidad psíquica suficiente como para comprender lo que hizo y la consecuente repercusión jurídico penal de su conducta, y pudo dirigir sus acciones conforme a esa comprensión”.
En el escrito de 36 páginas, el magistrado también explicó:
“La prueba rápidamente reunida en autos permitió acreditar la materialidad del suceso, así como también determinar la vinculación del imputado Álvarez en la concreción del ataque armado”.
A su vez, el fallo arrojó un poco más de luz sobre el caso describiendo de manera detallada cómo sucedieron los hechos: luego de tirarle una vez en la cara, Álvarez remató a su víctima con tres disparos más. Acto seguido, el músico descartó el arma, la cual no estaba registrada, en una alcantarilla y asistió al show que Ulises Bueno dió en Pinar de Rocha, un boliche ubicado en Ramos Mejía.
Además del procesamiento, Yadarola le trabó a Pity un embargo de un millón de pesos y ordenó que le den tratamientos terapéuticos por su adicción a las drogas.