Cuando uno quiere aprender a tocar un instrumento tiene que comenzar por algo, una canción con patrones simples que pueda sacarse sin mucho esfuerzo. Ya sea en la guitarra, los teclados o la batería, ese primer tema marcará un antes y un después en la vida del músico. Así lo fue para Ringo Starr, uno de los bateristas más célebres y conocidos de todos los tiempos.
Como recuerda Far Out Magazine, Starr nació en Liverpool y tuvo una infancia complicada. Cuando comenzó la escuela primaria, sus padres se separaron y al poco tiempo contrajo apendicitis, lo que lo llevó a pasar un año internado en el hospital por las complicaciones. Eso no fue todo, luego pasó otros dos años en un sanatorio tras contraer pleuresía a los 13 años.
Fue por esa época, mientras permanecía en observación, que un trabajador del hospital le enseñó a tocar la batería y su vida cambió. Cuando salió del sanatorio, Starr abandonó la escuela y decidió buscar empleos casuales en la ciudad, hasta que dio con un puesto de aprendiz de carpintero en una empresa.
Su primera incursión en el skiffle
En dicha empresa, y junto a algunos compañeros, Starr formó una banda y una de las primeras canciones que aprendió con el grupo fue “Rock Island Line”, del pionero del skiffle británico Lonnie Donegan.
Sobre esta primera experiencia, Starr recordó: “Tuve suerte, porque cuando empecé, si tenías un instrumento, estabas en la banda. Trabajaba en la misma fábrica que Eddie Clayton, que tocaba la guitarra, y tocábamos en el sótano: yo tenía una caja, mi mejor amigo Roy Chaplin tocaba el bajo, y éramos una banda de skiffle. Tocábamos en bodas por la cerveza“.
Starr fue baterista de la banda conocida como Rory Storm and The Hurricanes, un grupo de skiffle bastante querido en Liverpool por aquella época y que además fue contemporáneo a The Quarrymen, la banda previa que John Lennon y Paul McCartney formaron antes de transformarse en The Beatles.