Es de público conocimiento que John Lydon es un personaje de pocas pulgas. La mayoría de las veces que le propusieron algún proyecto relacionado a sus bandas anteriores, siempre tuvo mala predisposición. Esta vez no es la excepción, ya que se niega en darle los derechos de las canciones de los Sex Pistols a Danny Boyle, que está preparando una serie sobre la banda.
El capricho no le está saliendo gratis al exfrontman de los Pistols, pues Steve Jones y Paul Cook -miembros fundadores del grupo- lo demandaron por negarse a dar el permiso de que se usen las canciones de la banda. Lydon, por su parte, aseguró que no le dará las licencias de los temas a nadie, a menos que se lo ordene un juez.
Pistol está basada en Lonely Boy, el libro de memorias de Jones lanzado en 2016. Ese es otro de los motivos del porqué Johnny Rotten se niega a ser partícipe de la serie. Según su abogado, el libro lo deja mal parado a su cliente: “Lo representa de manera desfavorecedora, como un ser con una luz muy hostil”.
En la otra cara de la moneda, el representante de Jones y Cook, Edmund Cullen, dijo que la relación entre los miembros de la banda fue “ácida y reacia” y que, por ende, fue imposible que las partes pudieran resolver sus diferencias. Mientras que el exbajista de los Pistols, Glen Matlock, y los apoderados de Sid Vicious dieron el visto bueno para el uso de las canciones en la serie de Boyle, Cullen informó que, gracias a un acuerdo que la banda hizo en 1998, las decisiones basadas en derechos y licencias podrían ser determinadas por “elección mayoritaria”.
La serie está prevista a estrenarse a través de Disney+. El elenco contará con Thomas Brodie-Sangster en la piel de Malcolm McLaren y Talulah Riley como Vivienne Westwood. En cuanto a la banda, Toby Wallace será Jones; Anson Boon estará a cargo de Johnny Rotten; Louis Partridge como Sid Vicious y Jacob Slater será el baterista Paul Cook.
“Imagínate irrumpir en el mundo de The Crown y Downton Abbey con tus compañeros y gritar tus canciones y tu furia contra todo lo que representan”, dijo Boyle sobre el proyecto. “Es el punto de detonación de la cultura callejera británica, donde los jóvenes comunes y corrientes tenían el escenario y desahogaron su furia y su moda – y todos tenían que mirar y escuchar, y todos los temían o los seguían.”