Aunque el Lollapallooza Argentina recién completó su sexta edición, ya hay una postal que será difícil de igualar: el cómico encuentro entre la Mona Jiménez y Perry Farrell. “¿Quién eres tú? ¿Cantas?” le espetó el mandamás del cuarteto al creador del festival cuando se acercó a felicitarlo tras su show del domingo. Superada la confusión, la Mona se deshizo en muestras de agradecimiento, al punto que “Mr. Lollapalooza” no supo bien qué hacer con tanto beso y abrazo. Es que para el músico de 68 años, acostumbrado a bailes prolongados donde juega de local, un evento de estas características es todo un desafío. Y generacionalmente hablando, una bocanada de aire fresco.
En la tercera y última jornada del festival, el clima no fue mucho más generoso que el día anterior, pero eso no impidió que el ritual jimenero se cumpliera en toda regla. “¡Dale Mona, que no nos quieren vender vino, culiao!”, arengaba un cordobés de pura cepa apostado en primera fila. “¡Tienen menos rock que un tributo a Maná!”, remató enseguida. Luciendo un saco rojo con calaveras, el James Brown criado a fernet le hizo frente al calor con estoicismo, y sorprendió a más de uno con su aguante sobre el escenario. “¡El que no salta es triste! ¡Vamos, que este viejito salta y ustedes no!”, agitaba, secundado por una troupe de más de diez músicos. Si el día anterior, “Dale alegría a mi corazón” había sido el “Hey Jude” del repetorio de Fito, “Beso A Beso” fue el “Ob-La-Di, Ob-La-Da” del cuarteto; y así lo entendió también la multitud presente en el predio sanisidrense, que enseguida estalló en comunión bailantera. Tras sumarse al reclamo por la escasez etílica con “Quién se ha tomado todo el vino”, el icono de la música popular se despidió con “El renegado” y abandonó el escenario principal visiblemente conmovido por la ovación del público.
El domingo ya había arrancado en plan fiestero con el disco-kitsch de Gativideo, dejando el escenario caliente para que Barbi Recanati tomara la posta. Mientras, Agrupación Capitán inauguraba el escenario alternativo, donde Salvapantallas se encargaría de representar el costado más pop de la docta. Del otro lado del predio, en el Perry’s Stage, Bad Gyal debutaba en tierra argentina. Desde que explotó en 2016 con “Pai”, una versión en catalán de “Work” de Rihanna, el proyecto de Alba Farelo creció hasta ser considerada la reina del dancehall español con tan solo 21 años. “Vamos a pasar este calor juntos”, arengó antes de interpretar “Fiebre”, y a pleno rayo del sol, se las ingenió para sintonizar con el cachondeo nocturno que exuda su propuesta. Lo que vino después fue todo un hito para el trap local: C.R.O., Neo Pistéa, Duki y Lucho SSJ unieron fuerzas en un mismo escenario al son de “Tumbando el club”.
Luego de que los irlandeses Snow Patrol (o “los del tema de Grey’s Anatomy“) hicieran lo suyo en el Main Stage 2, la sentencia de “rock is dead” proclamada por The 1975 el día anterior sufriría otro contraataque: esta vez, de la mano de Greta Van Fleet y su manual de Zeppelin para principiantes. Pese a su caudal de detractores y a estar generacionalmente a años luz del sonido que custodian sus guitarras, el compromiso de estos sub-25 con el rock de la vieja escuela es algo que debería estar fuera de discusión. Hasta el mismo Robert Plant terminó dándoles el visto bueno al afirmar en una entrevista que los de Michigan “suenan como Led Zeppelin I”. Aprobados por su máximo referente, ¿qué más se puede pedir? Solo faltaría que Josh Kiszka deje de decir que basó su estilo vocal en Aerosmith, pero eso ya es otra historia. Lo cierto es que, a juzgar por la multitud presente en el escenario principal, y por la euforia que desataron a media tarde ni bien empezó a sonar “Highway Tune”, algo habrán hecho bien estos cuatro extraños de pelo largo. El tiempo dirá si tienen más para ofrecer luego del exitoso “Anthem of the Peaceful Army”; pero de momento, probaron que la generación del auto-tune todavía es capaz de vibrar con falsetes atronadores y solos de guitarra ardientes.
Al que no le hizo ninguna gracia el auto-tune fue a Caetano Veloso. El bahiano presentaba su espectáculo “Ofertorio” en el Main Stage 2 junto a sus tres hijos, mientras Cazzu prendía fuego el Perry’s Stage a puro trapeo. “Me dijeron que no se iba a escuchar la música de otros escenarios”, se despachó Veloso promediando el show. “O la producción mintió a mi gente, o mi gente me mintió a mí.” Pero pese a su incomodidad, la superposición apenas atentó contra el intimismo de la propuesta. Tampoco impidió que Zeca Veloso emocionara con su falsete a lo Bon Iver, sentado al Rhodes para interpretar “Todo homem”, canción dedicada a su madre Paula. Antes de despedirse, el clan Veloso aprovechó para manifestar su repudio a Bolsonaro: “Dictadura nunca más”, podía leerse en las pancartas gigantes que sostuvieron sobre el escenario mientras llovían los aplausos.
Enfrente, el autotune volvía a imponerse. La revolución del trap pacifista: esa es la que viene llevando a cabo Paulo Londra desde que lanzó su primera canción en 2017. Confiado y tranquilo, así la vive el argentino con más reproducciones en Spotify, y eso no cambió en su paso por el Main Stage. “Si embocás, te regalo mi gorrito”, le dijo al fan que invitó a subir al escenario. El desafío: acertarle al aro de básquet ubicado a un costado. De ahí, directo a “Noche complicada” y “Te amo”, el tema compuesto junto a los colombianos de Piso 21. Su impronta naif incluso logró cautivar a Steve Aoki, que convirtió el flow relajado de “Forever Alone” en un remix rompepistas, y al momento de la canción se sumó para acompañarlo.
Cuando Lenny Kravitz apareció en el escenario tocando “Fly Away”, costó situarlo en tiempo presente. Y no porque su blend de soul, rock y conciencia social no haya resistido el paso del tiempo. Lo impactante del neoyorquino es que a sus 54 años, todavía luzca y cante igual que en el video de “Let Love Rule” de 1989. Bien sabe que no necesita demostrar nada a nadie, pero por si acaso, se mandó una versión del clásico noventoso que duró 15 minutos. En su más reciente álbum Raise Vibration (2018) vuelve a retomar estas raíces, y quedó claro al momento de la épica “It’s Enough”, una especie de “What’s Going On” para la era Trump. A excepción de esa y “Low”, también de su último disco, el resto fue una ametralladora de hits que apuntó directo al corazón de la generación MTV. Con una banda demoledora, capitaneada por la mítica Gail Ann Dorsey (ex bajista de David Bowie y Tears For Fears, entre otros), el morochazo lo hizo de nuevo. Y está bien que así sea. Si Greta Van Fleet puede ser Led Zeppelin 50 años después, Lenny podrá seguir siendo Lenny hasta que se canse.
“Kendrick Lamar es el Bob Dylan de esta era“, dijo Pharrell Williams en 2013, y el tiempo le dio la razón. No hay mejor definición que esa para el rapero de Compton, el primero en ganar un premio Pulitzer, y no podía haber mejor momento para su debut en la Argentina. Tampoco es por soberbia que a Kung-Fu Kenny no se le escape una sonrisa cuando está en el escenario: su temple es el de un guerrero. Bastó que escupiera al micrófono los primeros versos de “DNA” para que su lírica se propague como un virus, y de ahí en más solo bajaría los decibeles para recordar al rapero Nipsey Hussle, asesinado esa misma tarde en Los Ángeles. La electrónica rabiosa de Dimitri Vegas & Like Mike aprovechó el minuto de silencio para tronar desde el Perry’s, como jactándose de estar en otro viaje, y algo parecido haría Vicentico en el Alternative. Nada grave para Pulitzer Kenny, que tenía cosas más importantes para decir con “Alright”. La canción incluida en su disco To Pimp A Butterfly se convirtió en himno no oficial del movimiento Black Lives Matter, y eso reafirma cuánto había de cierto en la visión de Pharrell. El cierre llegó con “All the Stars”, compuesta junto a SZA para el film Black Panther, y ante tanta ovación, pasó lo que parecía imposible: una sonrisa se dibujó en el rostro del imperturbable guerrero. El último apaga la luz, y esta vez le tocó el turno a Odesza. Con una puesta visual impactante, el dúo electrónico de Seattle le puso punto final a esta edición local del Lollapalooza, que ya tiene confirmada su séptima para el 2020.
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Foto principal: Kendrick Lamar por Matías Casal