Del 10 al 13 de julio se realizó la cuarta edición del Mad Cool Festival en Madrid con una asistencia que superó los 185.000 espectadores. El evento levantó el aplazo que había generado en lo organizativo en su edición pasada, superando viejos problemas organizativos y creando su propia identidad para dar pelea frente a los otros megaeventos del país. Con una cartelera más pequeña en cantidad de bandas, aunque con importantes nombres, compitió con sus pares BBK y Dr. Music ese mismo fin de semana. Bon Iver, The Cure, The National, The Chemical Brothers y Vampire Weekend fueron los nombres más pomposos del festival, mientras que la Welcome Party tuvo como protagonistas principales a Bring Me The Horizon y Rosalía. Este día inicial, por fuera de los abonos estándar, fue la innovación de esta edición.
Los accesos al predio de Valdebebas fueron uno de los puntos flojos en la edición anterior, algo que se solucionó este año con un aforo mucho menor. El espacio estaba armado con seis escenarios, tres techados y tres descubiertos, stands de diferentes empresas, la tradicional noria y un pista de autitos chocadores que se llevó toda la atención de las personas que llegaban temprano al evento. A diferencia de la Welcome Party, el sonido fue un problema durante el festival, especialmente el tercer día. Los altos volúmenes hicieron que sea incómodo para los asistentes presenciar algunos shows como el de The Smashing Pumpkins, Vetusta Morla y Greta Van Fleet, este último tornándose insoportable.
Muchos de los shows fueron a los que estos artistas ya nos tienen acostumbrados: la tradición hitera de The Cure, la potencia post-punk de The Hives, la energía bailable de los Chemical Brothers y el rock para jóvenes nostálgicos de Johnny Marr e Iggy Pop. Dentro de todas estas actuaciones hubo puntos destacados en la propuesta de algunas bandas. El show del jueves de los neoyorquinos de Vampire Weekend fue una de ellas. Alejados del formato cuarteto tras la partida de Rostam Batmanglij, interpretaron mayormente las canciones de su nuevo disco Father of the Bride. El trío, acompañado de varios sesionistas, mostró su virtuosismo académico en escena sin olvidar el espíritu jovial de su música. El resultado de esto fue una primera mitad del set con arreglos más elaborados y una segunda parte con todo el predio bailando los primeros hits de la banda.
El viernes fue el turno de dos presentaciones importantes: The National y The Smashing Pumpkins. Los primeros llegaron a Madrid con el material de su nuevo disco I’m Easy to Find bajo el brazo. La capacidad de los músicos para generar diferentes climas a los largo del show acompañó el carisma de Matt Berninger en escena. El cantante pasó mucho tiempo abajo del escenario, llegando a cantar “Day I Die” directamente entre el público. Por su parte, la banda liderada por Billy Corgan vino con un set similar al de presentaciones pasadas pero con una atractiva propuesta escénica de tres muñecos gigantes que acompañaban sus canciones con un entretenido juego de luces y colores. El show estuvo dividido en tres partes: una primera grunge, una con sus canciones más oscuras y un cierre con sus baladas optimistas.
Otro show llamativo del viernes fue el de los locales Vetusta Morla. De gran cabida entre el público local, aprovecharon para tocar frente a su gente con un show que estuvo a la altura de todos los que lo precedieron. Su lugar destacado como grupo español les sirvió para bajar un par de líneas desde el escenario sobre las cuestiones locales: pidiendo porque no se vaya a atrás con el proyecto anti contaminación de Madrid Central, reclamando más espacio para grupos de España en la cartelera, y un ruego al público para que acompañe el talento local en las salas porque “el invierno es duro.”
El día sábado obligó a los asistentes a elegir entre The Cure y una de las bandas jóvenes más atractivas del cartel: The 1975. Los jóvenes de Mánchester empezaron el show apostando fuerte con uno de sus hits, “Give Yourself a Try”. Matthew Healy es dueño de un carisma y presencia en el escenario que los transforman en uno de los grandes frontmans de su generación. Se dejó ver muy molesto por el horario en el que lo habían ubicado. “Nosotros somos lo nuevo”, soltó en un momento para luego afirmar: “No se preocupen, nosotros también iremos a escuchar los últimos veinte minutos de The Cure.”
La cuarta edición del Mad Cool Festival permitió levantar el aplazo en cuestiones organizativas que se habían llevado durante el 2018 con los ingresos y otros inconvenientes. También marcó un camino en lo musical, diferenciándose del Primavera Sound donde primó el reggaetón y los ritmos urbanos. Con cuatro ediciones atrás, el evento logró generar una identidad y experiencia propia, consolidándose en una plaza que parecía saturada de megaeventos.
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Foto principal: Gentileza de prensa.