En un patio que huele a tortuga unas cuantas personas esperábamos que empezara la actuación. Los chicos de Wild Honey recogían sus cosas después de entretenernos con pop dulzón. En la puerta a la izquierda los teloneros y el personal analizaban cada detalle dándole aún más relevancia a lo que venía. El público joven hablaba sobre sus proyectos de cortos y sus maquetas musicales mientras los que estábamos al lado de la puerta observábamos al hermano de Daniel y a la banda que le acompaña subir y bajar la escalera por la que vendría. Le vemos pasar de vez en cuando, se nota que está nervioso.
Por fin sube con ayuda al escenario y se planta solo, como perdido en la nieve, con su guitarra. -! Grande ¡Grita un fan que no paró de repetirlo. No sabemos si lo decía literalmente. No hace falta caer en los detalles escatológicos de su figura y cerebro, casi todo el público seguramente había visto “The Devil and Mister Johnston”. Nos saluda. La gente chilla, es una figura underground. Como si no supiera que hay nadie toca a duras penas un par de acordes y canta tres tristes canciones mientras notamos que es una cosa seria. Que la fuerza de los sentimientos escritos en esa sencilla libreta impactaba hasta no poder relajar la espalda en toda la noche.
Al finalizar la tercera canción y tras aplausos más intensos y menos irónicos sube la banda. Son jóvenes que saben tocar y le han añadido un toque de metal-trash comercial estadounidense. Tocan sus temas más famosos como Casper o el de la motocicleta. Incluso llevan en el teclado el curioso sonido del piano que empleó para sus casetes Pero Johnston va decayendo. Apenas puede sujetar el micrófono con sus temblores. Mientras la banda sigue tocando él lee y trata de cantar mientras pierde la energía. Su voz intenta continuar mientras lanza chillidos que realmente me hacen daño en los oídos. Por un momento me acuerdo de la imagen del Cid montado en el caballo. Nosotros somos los moros a asustar, con el miedo a no ser lo suficientemente postmodernos. Pero no me lo creo. Tiene algo que nos está afectando, y en especial las personas que estamos condenados a ser atacados por un Cupido torpe notamos que los anhelos de sus canciones nos llega pese a cómo se encuentre Johnston.
Anuncia que se va. Canta Evil Town a capela. Por desgracia casi nadie se la sabe o no quiere acompañarlo. Se baja aliviado. La banda y el representante le dicen en la puerta de la escalera que tiene que tocar bises. Toda la noche ha hecho bromas. Ahora dice que está cansado de vivir. Le creemos. Para finalizar canta “True Love Will Find You In The End” Su figura parece más digna. La canta relajado, con el tono arteciopelado que ha ganado con el tiempo. Me
impresiona tanto que pese a no tener cámara pido papel y boli y lo dibujo mientras siento que la gente se emociona. Queremos creer como dogma en la letra aunque provenga de un loco. Johnston ha dado con algo que nos persigue a todos y lo lleva consigo, no está solo en sus grabaciones.Se acaba la actuación. Un éxito. A nadie le ha molestado las dificultades del músico. En la puerta la gente se atasca en las mesas de merchandaising. Vivo cerca. Tengo que cenar con sus canciones de nuevo. Otro día iré a ver la exposición de sus dibujos en el mismo sitio.
Madrid, 18 de Abril del 2012