La segunda temporada de Sex Education llegó a Netflix para causar furor durante estas vacaciones. La serie hace poco alcanzó una calificación casi perfecta en Rotten Tomatoes y es motivo de análisis por su genial propuesta de abordar temas tabú con frescura y sentido del humor.
En medio de todo este éxito, hay sin embargo un aspecto de la ficción que desconcierta a algunos espectadores, principalmente a aquellos que residen en el Reino Unido, país en el que se desarrolla la historia. Se trata más que nada del vestuario y la ambientación de sus escenas: si bien sus actores usan smartphones e internet, se visten como si vivieran en los 80 (y escuchan bandas de esa época), además de no usar uniforme en su escuela. Para muchos, tal estilo se corresponde más con el de los alumnos estadounidenses.
Pues bien, durante un diálogo reciente con el portal Ladbible, los creadores del programa aclararon que todas esas son decisiones estéticas fueron bastante premeditadas por su equipo. Su intención era la de honrar las famosas películas adolescentes de los 80. De hecho, en estos nuevos capítulos van más allá con dicho homenaje e incluyen una referencia muy evidente a The Breakfast Club, uno de los largometrajes juveniles más insignes de esa década.
Lo innegable es que el enfoque que sus guionistas le dan a cada episodio es muy poco vintage y se atreven a hablar de masturbación, enfermedades de transmisión sexual y demás tópicos que en los 80 eran prácticamente imposibles de mostrar en la pantalla.