#IntroducciónAlHit #08
La toma de este video de YouTube lo tiene a José Álvaro Osorio Balvin delante de una pared repleta de pósters noventosos con los embajadores del reggaetón: un Daddy Yankee jovencito, una foto de Don Omar disfrazado de una especie de Transformer, otro con el nombre de Zion & Lennox en una cursiva plateada resplandeciente y uno con la tapa del disco Mas Flow, un compilado que los productores dominicanos Luny Tunes y Noriega lanzaron en el 2013 y que hoy es un museo de los comienzos de Wisin y Yandel, Nicky Jam y todos los otros personajes de este mural.
Podría ser la pared de la habitación de un pibe colombiano de los 00s, amante de este género que une el hip hop, el dembow y la música latina. Y ese pibe puede que haya sido un joven J Balvin que se acostaba en su cama de una plaza mirando esa pared, rezándole a Dios por que lo convirtiera en lo que es hoy: el que dirige la batuta del reggaetón a nivel mundial.
“Reggaetón” de J Balvin no es un tema cualquiera que el artista de Medellín lanzó en el medio de su gira mundial para promocionar su exitoso disco Vibras. Es una de los tantos ases que el músico tiene debajo de la manga para llevar a cabo su plan de quitarle el prejuicio al género, tan ligado al machismo y misoginia por su lírica, y degradado a subgénero marginal latino. Su objetivo es demostrar que el reggaetón puede ser de alta calidad musical, mantener el espíritu urbano sin ser irrespetuoso y lo más importante: que no es de latinos para latinos, sino para el mundo entero.
En el medio de la explosión del tema “Reggaetón” -con la “r” minúscula de marca registrada al lado de la “n” final (¿J Balvin se compró el término “Reggaetón”?)- el artista de 33 años visitó nuestro país con fechas en Córdoba, Rosario y la parada anual en el Luna Park. En esta última se dio el gusto de dejar asentado el alcance de su música y grabó a los 6 mil espectadores cantar a coro la canción completa. Fue en el único tema que la magistral escenografía que emulaba a un parque de diversiones de dinosaurios, con inflables y pantallas LED gigantes, se vio alterada por la intromisión de una cámara. El resultado estuvo en su cuenta de Instagram al día siguiente, en un video sencillo con el audio original del show: “A tan solo 7 días de haber lanzado REGGAETÓN, ARGENTINA ya bendice el reggaetón”. Well played, Josecito.
Solo mis más allegados, mis compañeros de trabajo, el staff de Indie Hoy, mis vecinos por escuchar mis parlantes, mis seguidores de Twitter, mis contactos de Facebook y quien haya pasado por mi cuenta de Instagram en los últimos seis meses sabrá la ansiedad que yo manejaba con el show de J Balvin del sábado pasado. Ya había ido a verlo el año pasado al mismo estadio, impulsada por el quiebre musical que su cuarto álbum, Energía, había hecho en mis oídos. Aquel disco tenía ritmo, suavidad, sofisticación y actualidad en lírica y música. Jugaba con el R&B, el hip hop, pero siempre en base reggaetonera. Con Energía percibí que los planes de Balvin eran ambiciosos y fui a ver qué onda. El show fue modesto, no tuvo un gran despliegue, pero él chorreaba carisma y el primer encuentro fue exitoso. Canté a los gritos todos los temas, subí mil stories y volví a mi casa más curiosa de Balvin que antes. A partir de ahí empecé a seguir de cerca cada uno de sus movimientos, preguntándole a la pantalla del celular: “¿y ahora con qué la vas a romper, José?”.
Y José la rompió de nuevo con Vibras, un disco que acercó el reggaetón aún más al mercado anglosajón, demostrando que no es necesario saber español para que te guste el género y que tampoco es necesario que el estilo “se venda” y se cante en inglés. Que todo es cuestión de tener ganas de sentir el ritmo y, claro, vibrar.
Fue todo lo que Balvin hizo después de nuestro primer encuentro en el Luna lo que terminó de maravillarme de él. Fue su gesto de regalarle una canción entera de Vibras a Rosalía para que el mundo se enterara de su talento (en “Brillo”, si Balvin canta más de 40 segundos es mucho). Fueron su cantidad de “feat.” con un surtido suculento de músicos como Cardi B, Major Lazer, Anitta y Pharrell Williams. Fueron sus ganas de “darle una mano” y colaborar con artistas que le gustaban para que tuvieran más difusión, como Bad Bunny, Ozuna, Arcangel, Chris Jeday y Prince Royce. Y por el último, fue su celebración cuando Bad Bunny sacó “Mía” con Drake cantando en español y, con orgullo de compadre, subió el video a su propia cuenta de Instagram.
La ansiedad era eso: ver qué más podía hacer Balvin que me sorprendiera y gustara. Había superado mis expectativas con el disco, sus conductas y su profesionalismo. Ahora tenía que ver su evolución en vivo.
El show fue otra evidencia de que el plan que Balvin tiene con el reggaetón es el de unir el género a través de la difusión entre artistas y formar una comunidad fuerte que se escuche hasta el fin del mundo. Y lo demostró con un setlist que incluyó más temas en los que participa que suyos propios, la invitación a cantar al rey del trap argentino Duki, la participación de la brasileña Anitta, y un momento para la improvisación donde le dio un empujoncito y validación al trap al mencionar a Cazzu, Khea y Paulo Londra.
Hace poco Balvin recibió en Las Vegas el premio a “Mejor Álbum Urbano” de los Latin Grammy y en su discurso resumió esto que gestó entre Energía y Vibras. Le agradeció a todos los que representan el género actualmente y luchan tanto por un estilo discriminado y bastardeado. Pidió que le den una oportunidad a la gente con talento que trabaja haciendo reggaetón, que esta música le dio sueños a muchos y los sacó de las calles. Y cerró diciendo que valoremos esta nueva sangre porque es el futuro del sonido. Que hay músicos que han sido y serán míticos, pero que es momento de crear nuevos sonidos y nuevas leyendas.
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Gala Décima Kozameh es @GalaDK (1989). Rosarina, mitad periodista, mitad publicista. Divide su tiempo entre la producción de contenidos para marcas y relatos de historias en forma de crónicas y entrevistas para distintos medios. Le gustan las bandas ruidosas, la cerveza bien fría y los viajes en ruta. Su mail es [email protected].