Cuando Uncut Gems (2019) se estrenó en Netflix, todos los que estaban acostumbrados a ver a Adam Sandler en comedias quedaron sorprendidos por su versatilidad actoral. Uncut Gems muestra sin dudas el mejor papel de toda la trayectoria del actor, por más que haya sido pasado por alto por la Academia. Por eso, si bien esperamos que Sandler no cumpla su promesa de volver a hacer películas malas, sabemos que esto depende del director con el que decida trabajar. Y lo que sucedió con Uncut Gems, es que detrás de cámara hubo no uno, sino dos pares de ojos: los de los hermanos Josh y Benny Safdie.
Las películas de los Safdie mantienen niveles altos de adrenalina. Algo siempre explota en sus películas, y de repente la tensión narrativa crece hacia una rápida resolución. Poco les importan las buenas intenciones: a los Safdie les interesa la velocidad, por eso sus películas narran lo caótico, los escándalos, los nervios, las puteadas y las corridas. Siempre hay algo que irrumpe en la historia y ejerce presión; pueden ser las desventuras de un ladrón de bancos que tiene que sacar a su hermano de la cárcel, o las locuras de un joyero adicto al juego, o la desesperación de un padre que no sabe si su hijo está vivo. Ese punto dilatado de rigidez dramática es donde esta pareja de directores ahonda.
Josh Safdie dio sus primeros pasos en solitario con algunos cortometrajes y el film The Pleasure of Being Robbed (2008). En esta ópera prima ya se marcan algunos ítems que van a volver a aparecer en su filmografía. El primer ejemplo es el amor a filmar en la calle y usar la ciudad como escenario. La película cuenta la historia de una chica que vagabundea mirando qué puede robar con su inocente método delictivo. No se trata de alguien que roba por hambre, sino solo para matar el tiempo. Encuentra en el acto de robar la dosis para saciar su necesidad de llenar el aburrimiento. Así se entretiene con libertad, paseando por la ciudad y dejando que su rumbo sea un punto de fuga sin conflictos que la aten. Esta premisa de guion es algo vital en las películas de los Safdie: el conflicto ya existe, lo demás es crear sub-historias mientras el conflicto fluye. Así los encuentros son fugaces y no hay cadenas en la psicología de las historias. En The Pleasure of Being Robbed es donde esto reina por excelencia, porque se respiran los aires de la desenvoltura dramática. Esta película tiene varios guiños a la historia del cine: para empezar, su traducción al título original fue el de Mi adorable ladrona, y de inmediato se viene a la cabeza la traducción a la película del cine clásico hollywoodense dirigida por el laureado Howard Hawks, Mi adorable revoltosa (1939). Otro es un homenaje al director francés Robert Bresson, con su forma de encuadrar las manos y hacer de los primeros planos una forma ilustre de contar los robos, como sucede en Pickpocket (1959).
Los Safdie dialogan con la historia del cine, porque la conocen y son parte de esta. Sus primeros pasos cinematográficos fueron reconocidos dentro de la llamada corriente “mumblecore”, un intento de revitalizar el cine independiente tras el nuevo milenio contra las grandes producciones de Hollywood. Influenciadas por John Cassavettes, la Nouvelle Vague de los 60 y algo del Dogma 95, las películas mumblecore eran de muy bajo presupuesto filmadas en video. Sus directores buscaban historias que se ajusten sin problemas a sus presupuestos, lo que les permitió encontrar historias disparatadas en lo cotidiano, en general comedias absurdas con tintes dramáticos. La primera película catalogada bajo el nombre mumblecore fue Funny Ha Ha (2002) de Andrew Bujalski, y cineastas como Noah Baumbach, Barry Jenkins y Alex Ross Perry también fueron nombrados así.
Los Safdie se sumaron al género mumblecore con su primer película dirigida a dúo, Daddy Longlegs (2009) (también estrenada como “Go Get Some Rosemary”). El film retrata los días de un padre que tiene a sus hijos por un tiempo en su casa, pero no puede dejar de lado sus irresponsabilidades. Es una comedia, pero la risa es producida por incomodidad y no por grandes chistes. La paternidad es filmada como un alboroto caótico, con los hijos corriendo para todos lados, escenas de ritmo acelerado en la calle, y el tiempo que nunca parece jugar del lado del protagonista. Los hermanos siguieron este film con el cortometraje The Black Balloon (2012), una respuesta existencialista de la vida moderna contra la pieza clásica del cine francés Le ballon rouge (1956) de Albert Lamorisse. El globo de los Safdie es uno mucho más aventurero, revolucionario y conflictivo, encontrando fuertes momentos de poesía visual en el libertinaje.
Pero la afición de los hermanos por el cine callejero no se limitó a la comedia, y en su siguiente film fueron por la desgracia. Heaven Knows What (2014) nos muestra una pareja de jóvenes que mantienen una relación tóxica (química y sentimental) y experimentan la desdicha de encontrarse viviendo sin techo. Sus personajes sufren las consecuencias de las drogas y el universo hostil que las rodea; pero aún más tóxica que cualquier sustancia es su agresiva relación de amor y odio. Los Safdie continuaron con Good Time (2017), protagonizada por Robert Pattinson. Luego de un intento de robo fallido a un banco, el personaje de Pattinson se adentra en una odisea que lo va a llevar a encontrarse con una galería de personajes excéntricos mientras lo busca la policía. La adrenalina de las drogas que habían aparecido en Heaven Knows What, se trasladan a esta historia de fuga con pinceladas de neo noir, aunque sin olvidar las drogas. Good Time es vigorosa y desenfrenada por donde se la mire, desde los viajes de su personaje y sus atropellos, hasta su profundidad visual, llenas de humo rosa y el neón de las publicidades inescapables del capitalismo.
Uncut Gems siguió por el camino de obsesión por la calle y lo que brilla. El caos se revela en ese constante griterío, el frenesí de la ciudad y el peligro de las mafias. Su protagonista se rodea de gente turbia y de deudas, llevando el ritmo de las apuestas a su vida, donde a veces se corre y otras se cae al piso. Así logra compartir la tensión de un thriller que roza el absurdo claustrofóbico de un personaje que vive amenazado. Además de Sandler, Uncut Gems se da el lujo de contar con las participaciones de The Weeknd y tiene toda la inclusión del básquet con la actuación de Kevin Garnett, jugador retirado de la NBA fanático de las joyas.
Años antes de Uncut Gems, los Safdie hicieron un documental llamado Lenny Cooke (2013), que narraba la carrera infeliz de una de las grandes promesas del básquet juvenil, pero que nunca llegó a la gloria profesional de la NBA. Los directores se encargaron de recolectar mucho material de archivo para contar la historia nostálgica de un sueño fracasado. Hasta en lo documental, los directores optaron por estos personajes desgraciados que nunca consiguen llegar a sus metas. Cooke, ya con un cuerpo abandonado, se la pasa mirando los partidos que él pudo estar jugando y llorando cuando se emborracha en las fiestas.
Los hermanos Safdie son una joya del cine independiente estadounidense, no solo detrás de cámaras sino también como actores en algunas de sus películas. Por ejemplo, Benny es el hermano en prisión de Good Time y el Silverman en su último cortometraje estrenado en 2020. Son dos hermanos que se entregaron de lleno a contar sus historias, buscando los métodos necesarios para llevarlas a cabo. Es una dupla que sorprende a la crítica con cada entrega, como una llama que mantiene vivos los vestigios del cine independiente, a pesar de Netflix y las barreras de la industria. Los Safdie son de esos directores con total autoridad de hacer lo que se les de la gana y ninguna productora se va a entrometer en sus ideas. Y eso los convierte en verdaderos autores.