Buenos Vampiros nos adentra a una atmósfera crepuscular, tan lúgubre como estridente, que desborda cualquier tipo de encasillamiento estético. Destruya!, su segundo álbum editado en julio por el sello Casa del Puente Discos, florece sobrecargado de emociones viscerales, agita el cuerpo al borde de la taquicardia, y sombrea paisajes ensoñadores en búsqueda de cierta redención del alma.
Con toda la efervescencia de exteriorizar la corriente de sensaciones entre la crudeza y nostalgia, el grupo oriundo de Mar del Plata conformado por Irina Tuma, Ignacio Perrotta, Luana Giobellina, y Mora Murguet, logra condesar lágrimas de rabia y tristeza en la tempestad de una vorágine sónica. Inspirados por el movimiento riot grrrl, Destruya! es una oda al presente que, sustentando el mismo grado de intensidad, adopta la ciclotimia de las olas tras desatar caos y llorar fabulaciones durante más de veinte minutos plenamente electrizantes.
El sucesor de Paranormal (2019) posee un encanto bipolar que va de la saturación a la oscuridad en cuestión de parpadeos, un nerviosismo implícito y epiléptico que aguarda latente desde que arranca la explosiva “Desmotivada” hasta culminar el réquiem desgarrador de “Todo el mal”. Amalgamando lo etéreo del dream pop, la crudeza del shoegaze y el frenesí del post punk, la banda regresó con una vertiente disruptiva que le permitió reflejar los destellos de nuevos horizontes, sin eclipsar el magnetismo dark wave que caracteriza su propuesta mediante ritmos bailables, melodías histriónicas y versos asfixiantes.
Antes de su presentación en vivo este sábado 6 de agosto junto a Mujer Cebra, las voces de Buenos Vampiros hablaron con Indie Hoy acerca del proceso de producción del álbum, los vestigios pandémicos, la relectura de los géneros, y mucho más.
¿Cuál es la línea conceptual detrás del título del álbum: Destruya!?
Irina Tuma: El nombre fue lo último que se nos ocurrió. Ya estaba todo grabado y no teníamos ni idea de cómo le íbamos a poner. De repente, un día se me vino a la mente, pum, “Destruya”, con signo de exclamación. Y pensé que tenía que ver con toda la nueva etapa de la banda. Se fue Cande y entró Morita, rompimos ahí un toque. Destruir todo para después armar de otra forma.
Ignacio Perrotta: Tiene que ver con dejarse llevar por toda la oleada de géneros musicales y no tratar de encasillarse en algo. Destruya! fue todo compuesto en cuarentena, y por eso también tiene que ver con romper con ese bajonazo y con ponerse a hacer algo lindo, romper un poco con el encierro y la mala vibra.
¿En qué consistió la producción del disco?
IT: En la pandemia teníamos los temas listos, pero no teníamos baterista. Morita empezó un poco antes del verano, en noviembre y recién las primeras fechas que salimos a tocar con ella fueron en febrero. En mayo ya grabamos el disco.
IP: Empezamos a armar los temas con un amigo, Cristian Canatta, que nos dio una mano con los temas del Ableton a la sala. Apenas vino Morita ya estaban todos los temas y cuando los tocó en la batería flipamos.
Pensando en los paisajes que genera Destruya!, tanto a nivel sonoro como poético, ¿qué fotografías o sensaciones podrían mencionar que empapan el imaginario del repertorio?
IP: La foto es lo que estábamos viviendo: un paisaje con un cielo muy abierto, viento fuerte y el mar. Se genera eso tan dreamy que se tiene con las melodías de guitarras y de voces, y quizás no tanto las letras. Hay canciones que hablan más del paisaje, pero en el caso de Destruya! no, no tiene nada que ver. No hablamos de cielos abiertos, es muy personal.
IT: Cada tema es muy distinto a otro. Para mí, Destruya! es muy catarsis. Temas como “Desmotivada”, “No te metas” o “Todo el mal” son catarsis pura. A mí me pasa eso, de tener que pasar por cierta situación o tener algo en la cabeza, y para poder sacármelo la única forma que encuentro de poder superarlo es hacer una canción.
¿Cuál es la historia detrás de “Tanques de guerra”? Es una canción que le suma un aire distópico y a la vez es difícil no asociarla con su ciudad natal.
IT: Mi bisabuela era escritora, Mercedes Paglialunga de Tuma, y escribió un libro llamado Retorno. Es mi nona contando algunas cosas, todavía no llegué a leerlo. Y hay otro que se llama En la llanura profunda, que es de mi nono, Iaroslav Alois Tuma. Supuestamente lo escribió él, pero hace poco mi tía me contó que no, que lo escribió mi nona. Ese no más, pero después mi bisabuela tiene un montón que sacó con su nombre. Mi nono se vino desde allá con asma, su padre le falsificó el documento para que no vaya a la Primera Guerra Mundial, así que lo mandó a Argentina. “Tanques de guerra” es de una parte del libro que dice: “Nunca vi un cielo tan celeste, ni una nube siquiera. El aire tan puro, estoy muy contento, no tengo más asma. ¿Te das cuenta? Por él abandoné Europa y mi ciudad natal, tan negra, todos los días llena de humo vomitándolo de sus altas chimeneas. Total, ¿para qué? Para fabricar cañones y tanques de guerra”. Es un flash porque todo lo que cuenta no es sobre Mar del Plata, pero lo podés adaptar.
Buenos Vampiros ofrece otra mirada de “La Feliz”, en cuanto al retrato nostálgico que fluye de sus canciones, y al mismo tiempo se puede percibir el pulso de la contracultura. ¿Cuáles son las postales que involucran lo geográfico después de todo lo que pasó durante la pandemia?
IP: Si me lo preguntabas en pandemia, la peor. Pero después surgieron un montón de cosas, y no solamente en el ambiente musical. Salimos todos a expresarnos y a sacar todo lo que nos guardamos tanto tiempo. Surgieron un montón de bandas, y ahora en Mar del Plata todos los fines de semana hay recitales, cosa que antes no pasaba. Un amigo le dice “Mar del Dark”. Es una ciudad épica.
IT: Disfruto mucho viviendo en Mar del Plata, es muy linda. Igual en verano la sufrimos un montón porque es ver gente en todas partes. Yo disfruto mucho cuando estoy en esos lugares donde la gente se concentra en verano, ya vacíos. Es hermoso estar ahí cuando todos se van.
“Todo el mal” fue el segundo single del disco, una canción que tiene mucho corazón en la interpretación. ¿Cómo fue la composición?
IP: La hice toda en una tarde con una criolla, sintiéndome como el orto. Lloré mucho. Literal descargué ahí algo que tenía muy adentro. Ahora lo canto y me emociono. Es una canción que, si bien la hice primero en Ableton, una vez que lo tocamos con las pibas pasó a ser algo increíble. Me encanta. Nació en una tarde, como “Me paralicé”, de melodrama puro.
Casa del Puente Discos tiene una curaduría muy particular en un amplio catálogo de géneros alternativos. ¿Cuál es la importancia de pertenecer a un sello así con otras bandas que, en sus diferentes estilos, empujan para el mismo lado?
IT: Está bueno tener ese aval de estar dentro de algo por donde uno quiere ir. También es una mano, que más allá de que haya un sello o no, hay que moverse todo el tiempo. El sello te consigue un montón de oportunidades y a su vez te ayuda un montón. Yo con Estanislao [López, productor] hablo casi todos los días de mi vida. Se formó como una familia, es muy lindo, natural y necesario. Pero la posta es que uno tiene que aprovechar esas oportunidades porque no se puede quedar tranqui con la idea de estar en un sello y no moverse.
IP: Nos cambió la vida, porque grabar es muy caro y que venga Casa del Puente y te proponga hacerlo para nosotros fue un sueño cumplido. Es un sello que la ve y se la juega, apuesta por las bandas. El circuito under es difícil, no hay que quedarse, hay que moverse, hay que tocar todos los fines de semana, ir a ver bandas y apoyar como lo hacen con nosotros. Estamos agradecidos de por vida.
IT: Me acuerdo que Estanislao nos operó el sonido en el [festival] Mar del Pop, fue una de nuestras primeras fechas. Al otro día, Casa del Puente nos ofreció grabar Paranormal. Después empezamos a hablar, le pasamos un ensayo grabado y nos obligó a empezar a tocar con metrónomo porque sino no se grababa nada. Corta. Fue genial.
¿Y cómo fue su trabajo en Destruya! ya con más tiempo de relación?
IP: Es una persona que sabe y te enseña. No se queda en la de “yo sé”, siempre te da seguridad. Me acuerdo que cuando grabamos “En la arena”, yo estaba re tímido, me dijo unas palabras de aliento y enseguida se me fue. En este disco lo volvimos un poco loco. En “Tanques de guerra” me pedía que grabara de una forma los acoples muy zarpados, y yo le decía que no podía tratar así a su guitarra. Es muy sensible y divertido.
IT: Te sabe sacar lo que tenés trabado. A la hora de estar ahí en el estudio es genial, porque sale todo de una forma muy fluida y práctica. Se re copa en todo, grabar esto, grabar lo otro. Después a la hora del feedback con la mezcla también, es una devolución súper natural.
Volviendo al tema de romper la rigidez de los géneros establecidos, Buenos Vampiros mezcla varios estilos. ¿Cuál dirían que es la relectura moderna que hacen para sonar contemporáneos y no como bandas de los ochentas?
IP: Yo creo que tiene que ver con la fusión de géneros. Por ejemplo, a mí me encanta el tango, mezclarlo con dream pop, shoegaze… Me vuelven loco esas guitarras bien espaciosas, acordes abiertos. A su vez, Iru escucha new wave. A la hora de componer tampoco nos propusimos hacer un disco post punk, es una ensalada de cosas.
IT: Y de todas las influencias y de escuchar todo. También están las influencias a lo largo de los años, en los ochentas escuchaban de ahí para atrás, ahora nosotros en 2022 tenemos mucho más para absorber, cuarenta años más de música. Yo no puedo salir de los ochentas, un poco antes y un poco después también, pero estoy muy metida en todos los géneros de esa década. Escuché varias bandas, investigué mucho, es una época increíble porque pasó de todo musicalmente: disco, funky, noise, post punk, dreampop… pero a su vez escucho bandas más actuales, por ejemplo Miranda! y Adicta son una gran influencia. Las guitarras de DIIV son claves. Es la mezcla de todas nuestras experiencias y de las escuelas de cada uno, porque venimos de lugares distintos. Lua toca el bajo porque lo lleva en la sangre, Nachito cantó tango cuando era chico, yo estudié guitarra clásica en el conservatorio durante un montón de tiempo.
En “Verano” se siente algo de The B52’s, ya sea por la forma electrizante de cantar como por la alternancia de voces. ¿Fue una banda que movió algo en ustedes?
IT: The B52’s es una gran influencia para mí. Yo siempre fui muy insegura a la hora de cantar, porque yo nunca canté, siempre toqué la guitarra, fue lo único que hice en toda mi vida. Encima después la pasaba muy mal viendo las grabaciones de los shows. The B52’s me abrió una puerta a cantar de otra forma y de a poco fui soltándome. Es una enorme influencia de cantar no cantando.
Pasaron tres años, y una pandemia de por medio, de Paranormal. ¿Qué sienten al escuchar su álbum debut en retrospectiva?
IT: Son canciones re viejas, la primera versión de “Cada vez” era en inglés. Bueno, “En la arena” también tiene sus años. Pero la otra vuelta nos juntamos con Lua y Morita a escuchar Destruya! cuando se estrenó a las doce de la noche. Al terminar se reprodujo automáticamente Paranormal y empezó con “Qué hay”. Me sorprendí, el cambio de sonido es zarpado, también en cuanto a la intensidad. Me gusta Paranormal, ya es así, le tengo mucho cariño, pero tenemos la fantasía de regrabar algunos temas. Por ejemplo, “32” la empezamos a tocar en vivo con trompeta. Paranormal ahora tiene otro swing, lo escuchás en vivo y es otra cosa.
¿Y por qué creen que los temas viejos se resignifican en vivo?
IP: Por las miradas. Mirarse tocando y cebarse es lo más hermoso que hay. Sería aburrido tocarlos siempre igual. También porque no lo estás repitiendo, sino que lo estás reinterpretando, y está bueno dejarse llevar. Vas agregando cositas que vas sintiendo en ese momento, también vas atravesando muchos cambios a lo largo de tu vida y eso se hace notar.
¿Cómo se generó la alianza con Mujer Cebra? Son dos bandas que encajan muy bien juntas, y ahora van a estar compartiendo tres shows consecutivos.
IT: Nos conocimos el año pasado cuando fueron a vernos a El Emergente, tocábamos con El Club Audiovisual y Fin del Mundo. Son hermosos.
IP: Me acuerdo que terminamos de tocar y estaban los tres tomando un whisky. Enseguida pegamos la mejor onda y nos contaron que tenían una banda. Nos mostraron un video y quedé flasheado. Ahí empezó la amistad.
IT: Al otro día nos pasó algo que no creíamos que podía pasar en un lugar tan inmenso como Buenos Aires. Fuimos a pasear al Barrio Chino y veo a un chico con la remera de Buenos Vampiros, eran ellos. Nos quedamos cantando en la plaza temas de ambas bandas y de muchas más.
IP: Es una gran banda. Tienen mucha data, pero más allá de eso son personas increíbles, gente muy buena con el corazón enorme. Mujer Cebra es épico, las veces que vinieron a Mar del Plata fue increíble. Ahora Mujer Cebra es de Mar del Plata. Hay una sinergia tremenda. Además, sacaron un discazo que no paro de escuchar.
¿Hay algún 14 de febrero que alguien no les mande su canción? Para sus seguidores ya quedó como un himno anti San Valentín que está bueno refrescar ese día para opacar tanta cursilería.
IP: El anti día de los enamorados. Anti amor idealizado. A la mierda, yo te regalo algo todos los días. ¿Quién regala unas flores? Lo nuestro dura como una flor.
¿Y ahora qué sigue?
IP: Yo ya estoy pensando en sentarme a componer.
IT: Nacho está re manija. Estaría bueno, pero para mí falta todavía. No mucho igual. Es que el disco salió hace muy poco.
IP: Yo soy muy ansioso. Me imagino tragedias todo el tiempo. ¿Qué pasa si me muero mañana? Pero también es la manija de querer cantar como uno se siente hoy. Pasa que también son canciones viejas de cuarentena, pero ahora hay que salir a tocarlas obvio.
Buenos Vampiros se presenta el sábado 6 de agosto a las 24 h en La Tangente (Honduras 5317, CABA) junto a Mujer Cebra, las entradas están agotadas. Escuchá Destruya! en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).