El Club Audiovisual selló su estilo autodenominado como “pop sónico” con su primer disco, Ya no estamos tan solos. Publicado en octubre de este año, las siete canciones que lo componen profundizan en el caos, armonía y poesía presentes en sus trabajos previos. La banda porteña nos desplaza de la calma orillera a una corriente sonora turbulenta cargada de texturas ruidosas y metáforas absorbentes.
A su vez, Ya no estamos tan solos es un salto de calidad con respecto al sonido lo fi de los dos EPs anteriores, Cinco días en el Planeta Azul (2017) y Siempre ahora (2018), que sentaron las bases del grupo actualmente conformado por Tomás Pelaez, Delfina Gel, Juan Costa Viaggio, Matías Vertula y Franco Moreno. De la mano del productor Estanislao López, su mezcla de géneros y estilos deja de sonar como un collage para sentirse como una fusión luminiscente. El disco atraviesa dream pop, noise y shoegaze como si fueran distintas intensidades de un mismo retrato ensoñador. Aparecen momentos experimentales como en “Todo”, radiantes como en “En viaje”, hipnóticos como en “Portal”, viscerales como en “Trascender”, y oníricos como en el cierre celestial de “Solo un momento”.
“Las toneladas no pesan nada si las levantamos juntos”, concluye un recitado en la canción “Quietud”. Sumado a la sensación efusiva que se desprende de la imágenes de sus últimos videos, esta frase termina de cerrar el concepto de Ya no estamos tan solos como un disco sensible y profundo de cuyas paredes de distorsión se transparenta el vínculo reconfortante de la amistad. Hablamos con Delfina Gel, cantante y bajista del grupo, sobre esta obra.
¿Cómo fue el proceso de producción del disco? ¿Cuánto afectó su desarrollo la cuarentena?
Por suerte veníamos armando el disco desde enero del año pasado, todas las canciones las compusimos en 2019. Con Estani nos contactamos en abril o mayo, vino a un par de ensayos a escucharnos y unos días antes de ir al estudio nos tiró un par de tips como para terminar de darle forma a los temas. El año pasado nos sentamos a trabajar fuerte en el disco y reservamos el estudio para principios de este, así que ya estaba todo grabado cuando empezó la cuarentena, lo que tuvo que hacer Estani fue mezclarlo.
No tuvieron que atravesar esa etapa insólita de producir un disco por Zoom y audios de Whatsapp…
No, pero igualmente lo estamos haciendo para el próximo disco. No tenemos fechas de nada, pero como para nosotros estas canciones son bastante del 2019, ahora cuando nos juntamos a ensayar estamos tocando temas nuevos porque somos muy manijas. Y ahora estamos componiendo virtualmente, trabajar de una manera más solitaria tiene su encanto también. Se dan cosas muy interesantes cuando cada uno lleva algo nuevo a la sala que se le ocurrió en su casa.
¿Qué fue lo que sumó Estanislao desde su lugar como productor a la propuesta del disco?
En lo que ayudó fue a pulir el sonido, nos guió muchísimo antes de entrar a grabar, aconsejándonos por ejemplo desde qué tipo de pedal usar hasta cómo grabar todo para que suene limpio, pulcro y ordenado. Después la mezcla, Estani tiene una cabeza para mezclar, el disco terminó sonando muchísimo mejor a lo que jamás nos hubiéramos imaginado que iba a sonar. Otra cosa es que a veces somos de meterle mucha letra a los temas, por lo menos en este disco, y él nos aconsejaba que dejáramos respirar un poco a los temas. Nos decía que estaba bueno que quedaran los instrumentos solos y no llenarlo de coros en todos lados. Le aportó el empujoncito final para que quede todo perfecto.
¿De dónde salió el término “pop sónico”?
Estábamos escuchando una lista de Spotify que se llamaba “Rock sónico”, que tiene unos temas de Soda, Suárez, Jaime Sin Tierra. Nos gustó la idea de lo sónico porque siempre buscamos algo retro en las terminologías que usamos, es parte de nuestra estética. Dijimos que estaba buenísima esa definición, pero no sentíamos que hacíamos rock, nosotros por lo menos sentimos que hacemos canciones pop, quizás con otra vuelta de tuerca. Más noiseras, noise pop. Y nos miramos y dijimos “¿’El ritmo’ es una canción de pop sónico o no?”. Así quedó. Pop en el sentido de que hacemos canciones tradicionales de verso-estribillo, verso-estribillo, puente, medio Pixies. Nos gustan las canciones poperas y nace de ahí nuestro sentimiento.
¿A qué hace referencia el título de Ya no estamos tan solos?
En cierto sentido, el título es bastante autorreferencial. El año pasado fue un año hermoso para los cinco, ensayamos todos los fines de semana y era nuestro momento más lindo de la semana. Y el armado del disco nos unió mucho como amigos. Por ejemplo, a Mati lo conocí en enero del 2019 y a Fran lo conocíamos pero quizás no éramos tan amigos y cuando se sumaron a la banda nos unimos un montón en el proceso de creación. Un día Pela trajo “Trascender” a uno de los ensayos y nos encantó la letra, dice: “El camino es largo, pero hoy estoy muy bien acompañado”. Es autorreferencial en todo momento, porque la estábamos pasando genuinamente bien haciendo el disco. Ahí Mati dijo que era una locura que nos tengamos a nosotros como amigos, que nos entendamos tan bien, que la química artística entre nosotros fluya tan bien, y ahí propuso el título.
¿Cuándo sentiste que la banda estaba finalmente consolidada luego de los cambios en la formación?
La banda la arrancamos con Pela, que es mi amigo de cuando íbamos al colegio. Teníamos 16 o 17 años cuando empezamos y fue con otro baterista, otro bajista. Yo en ese momento tocaba la guitarra, éramos solo cuatro y no teníamos teclado. Cuando empezás como banda adolescente lo arrancás a hacer con gente que conocés y lo que nos pasaba era que no escuchábamos todos lo mismo. A nosotros nos gustaban los 107 Faunos, Pixies, El Mató y la gente de nuestro colegio todavía no entendía esa movida. Pero bueno, no conocíamos otros músicos. Fue cuando empezamos a tocar en fechas que conocimos gente nueva. Cuando Pela se cambió de escuela conoció a Juan, también de ir a los Festi Laptra, y ahí pegamos onda. En enero de 2019 ya estábamos medio hartos de cambiar de integrantes todo el tiempo, nos propusimos buscar a alguien y si no funcionaba, listo. Por suerte lo conseguimos a Mati por amigos en común y ya en el primer ensayo tenía todos los temas de los dos EPs aprendidos. Mati toca increíble, cuando lo escuchamos tocar en el ensayo nos quedamos sorprendidos y coincidimos con que el camino era por ahí. Después pensamos en los teclados porque sentíamos que estaba bueno sumar otra capa extra de sonido. Primero tocó un tiempo una amiga mía, pero enseguida después entró Fran. “Este es el equipo final”, dijimos.
Se me vino a la cabeza el texto que recitan en “Quietud”. ¿Tiene algo que ver?
¡Somos re cursis! La base de ese tema la llevó Mati al ensayo, pero no tenía letra hasta el día antes de grabar las voces. Mati nos pidió ayuda con la letra y ya teníamos la idea de que haya un spoken en la estructura. Escribimos la letra en un día y como ya todas las demás estaban listas, decidimos agarrar el concepto del título para crear la letra del tema. Es súper lo que nos pasó. Por ejemplo, en una parte dice: “Los auriculares de Fran en la basura”, porque ensayábamos en la casa de una amiga que tiene un taller de arte y nos dejó armar la sala de ensayo cuando nos habíamos quedado sin una, y por equivocación una vez le tiró los auriculares a Fran a la basura. El spoken trata de contarles al público nuestras experiencias del disco y cómo trabajando en equipo se puede lograr todo.
¿Cómo surgió la conexión con Lux Raptor para que participe en “Todo”, la primer canción del disco?
Yo la conocía por las redes sociales, porque toca los sintes en Pyramides y a veces toca con Barbi Recanati, otra artista que me gusta un montón, o con Marilina Bertoldi que para mí es una ídola. Cuando le dijimos a Estani que queríamos grabar trompetas en ese tema, nos preguntó si conocíamos a Lux que tocaba re bien. Entonces ahí le escribimos, le pasamos la partitura y se re copó.
¿Cómo eligen quién canta qué partes en sus canciones?
Se da muy naturalmente eso. A Pela y a mí siempre nos gustó mucho cantar y al principio era un poco eso del que traía la canción la cantaba. Pero hay un tema que no lo sacamos en ningún EP, ni ningún disco, que está en YouTube y se llama “Encuentro cercano”, esa canción la escribió Pela y fue la primera vez que cantamos juntos en la misma canción, superponiendo las voces. Y a partir de ese experimento que nos gustó tanto encontramos un fuerte, a partir de ese disco cambió todo. Cuando aparece la canción tratamos de ver qué es lo que mejor le queda al tema y a partir de eso ver quién la canta. “Solo un momento” la escribió Pela y la terminé cantando yo. En “Quietud” canta Mati, también yo. Depende lo que pida la canción.
Ya que mencionaste a Barbi Recanati, su disco Ubicación en tiempo real fue uno de los primeros discos que salieron en la cuarentena. ¿Tenés algún favorito que haya salido en estos meses?
Me encantó ese disco. Me encanta “Los días que que no estás”, la canción que tiene con Paula Trama. El primero que se me vino a la mente es Punisher de Phoebe Bridgers, lo re quemé a ese disco, creo que es mi disco del año. Salió junto en el momento cuando en Estados Unidos estaban todas las manifestaciones del Black Lives Matter, más o menos en esa época del año, cuando estaban todos en contra de la policía, que banco absolutamente. Desde que salió no lo paro de escuchar, me voló la cabeza.
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