Hay una honestidad brutal en la forma en que Tash Sultana habla de su presente. Lejos de la euforia vertiginosa que significó el despegue de su carrera a los 19 años, hoy su música se posiciona en un lugar más centrado y, a la vez, más vulnerable. Su más reciente EP, Return to the Roots, marca un regreso a la esencia después de navegar las complejas aguas del éxito prematuro. Desde los primeros videos caseros que recorrieron internet hasta sus giras internacionales, la artista australiana siempre se movió por intuición. Con Return to the Roots, ese instinto se encontró con la madurez artística.
“Mi carrera despegó cuando tenía unos 19 o 20 años”, recuerda Sultana en conversación con Indie Hoy. “Esa ya es una edad muy difícil de por sí, y mucho más si estás de gira y con una carrera artística que está despegando”. Su último disco se distanció del ajetreo de la industria musical para conectar con su identidad. “No me importaba si escribía un hit o no. No se trataba de eso. Se trataba simplemente de plasmar mis verdaderos sentimientos”.
Esta búsqueda de autenticidad se contrapone directamente con un panorama musical que Sultana observa con ojo crítico: “No estoy tratando de escribir sobre cualquier cosa solo para tener éxito comercial. Esto es arte de verdad. Y creo que hay una carencia enorme de eso en la industria musical en 2025, especialmente con la influencia de la inteligencia artificial en todo lo que la gente está haciendo. Es como, ¿qué demonios está pasando?”

Apuntando a crear una pieza creativa de punta a punta, Tash trabajó en el arte de tapa, el diseño del merchandising y todo el material además de la música. “Sabía lo que iba a ser el disco incluso antes de empezar a escribirlo. Ya conocía la historia, el flow que iba a tener. Podía escuchar los sonidos en mi cabeza, quería que el disco sonara muy en vivo, como si me estuvieras viendo en el escenario. Quería que fuera muy emocional, muy crudo, muy dinámico. Muchas de las voces en el disco las grabé una sola vez. Algunas son una sola toma de principio a fin, simplemente pararme frente al micrófono y dejar que sucediera”.
Esta espontaneidad es un elemento crucial de toda su carrera musical, que funcionó tanto como brújula y como combustible: “Cuando toco en vivo, puedo hacer todas estas locuras, cantar de esta manera increíble. Quería llevar eso al estudio, pero la pregunta era cómo hacerlo, cuando no es el mismo ambiente y no tenés a miles de personas mirándote que, de alguna manera, sacan eso de vos”.
Por eso, varias de las canciones están acompañadas de sesiones en vivo en su estudio, Lonely Lands. “Siempre fui del arte en vivo más que en el estudio. Así que lanzar una canción y luego una versión en vivo el mismo día le muestra a la gente cómo se hace realmente, especialmente cuando uso loops y estoy tocando todos estos instrumentos. Mucha gente todavía no sabe que hago eso. Si no me vieron en vivo y solo escucharon un par de canciones en Spotify, muchos no saben que soy yo quien toca todo. Y con este disco, creo que llevé el arte de loopear al extremo”, dice.
Aunque el loop siga siendo su marca registada, Sultana también se entrega al juego y desahogo que se puede encontrar en la colaboración con otros: “También aprendí que es hermoso tocar con otras personas, improvisar sin estructura. Cuando loopeás, estás atrapado en un compás. Con otros músicos podés ir a donde quieras. Se trata de expandir el groove, expandir el show”.
“Lo que más disfruto es hacer lo que se me da la gana, cuando quiero y como quiero”, dice Sultana, mostrando que la bandera de la independencia es una que enarbola con orgullo. “Ser independiente es muy difícil. Tenés que pagar todo: los videoclips, el estudio, la mezcla, la promoción. Es una gran apuesta por unx mismx”. En este sentido, no es menor el contraste que observa entre la música independiente y la industria de los grandes sellos: “Los artistas de los sellos grandes son tratados como prioridad. Si sacan una canción, todo el mundo trabaja para ellos. Ponen millones detrás de un tema mediocre y lo escuchás por todos lados. Eso te hace creer que es lo que está de moda y que, por ende, debe de tener algo interesante, pero no necesariamente tiene mérito artístico”.
Una de las canciones más maduras del EP es “Aint It Kinda Funny”, una canción en colaboración con Dallas Green, el cantante detrás del proyecto City and Colour. Mientras que para Tash este tema trató sobre pasar a los 30, para Green fue una mirada al pasado junto con todos sus logros. “Él está en sus 40, hay casi 20 años de diferencia entre nosotros. Lleva muchísimo tiempo en esto y siempre hizo lo que quiso, a su manera y en sus propios términos. Él también es un artista independiente con una larga trayectoria”, relata Sultana. “Así que cada uno de nosotros habla de eso en su verso; el mío es sobre el paso a la adultez, cumplir 30 y dejar atrás los 20, y el suyo es una mirada retrospectiva a esa misma época”.
El próximo disco de Sultana continúa por esta vía de la catarsis artística con la vulnerabilidad como eje. “Ya lo empecé a grabar. Se va a llamar Sonic Alchemy y es una pieza conceptual sobre procesar el duelo y el trauma, porque este año de mi vida fue muy duro. Pasaron tantas cosas que es casi demasiado para una sola persona. Tanta pérdida, tanta muerte, despedidas finales.... Y nadie en la tierra está exento de la pérdida, el duelo y el trauma. Pero muchos de nosotros simplemente no lo afrontamos. Así que voy a continuar por este camino emocional y vulnerable. Voy a afrontarlo”, dice con determinación.
La alquimia sonora también es canalizada a través de los shows de su gira actual. Descrito como “una fusión donde Pink Floyd se encuentra con Radiohead, que se encuentra con Bon Iver, que se encuentra con John Mayer, que se encuentra con Erykah Badu, que se encuentra con Fleetwood Mac”, lx multiinstrumentista siente todo menos modestia respecto a estas presentaciones en vivo: “Las visuales son una locura, la producción es una locura, todo es increíble. Es una experiencia psicodélica. Nadie más en el mundo tiene un show como este. Nadie. Ni una sola persona”.
Tash Sultana se presenta el domingo 2 de noviembre en el Music Wins Festival. Entradas disponibles a través de Venti, 25% de descuento con Comunidad Indie Hoy.
Escuchá Return to the Roots en plataformas (Bandcamp, Apple Music, Spotify, Tidal).











