Mística y nostalgia congenian a la perfección en Wish Wish (2022), el nuevo trabajo discográfico de Weste. El dúo de pop experimental compuesto por la artista patagónica Clara Trucco -también vocalista de Fémina– y el productor montevideano Ignacio Pérez despliega una propuesta subyugante con una fuerte presencia orquestal y un abordaje caleidoscópico de géneros musicales. El flamante seguidor de Abanico (2020) “suena a encantamiento pop en el que cada una de las canciones funciona como un conjuro mágico y una invitación al deseo”, según expresan en su comunicado de prensa.
Influenciada por duetos musicales de la talla de Aterciopelados y Eurythmics, la banda desdobla sus raíces y nos adentra en un valle encantado que difumina elementos del funk, el hip-hop lo-fi, el minimalismo, el jazz, el soul, el pop carioca y la balada, sin pudor a los contrastes en pos de explotar el impacto sonoro inherente a la progresión de su relato. “Es curiosidad y ganas de probar cosas nuevas, instrumentos y sonidos. Eso hace que el proyecto sea más flexible”, afirma Trucco (a.k.a Wen) en conversación con Indie Hoy acerca del acuerdo de experimentación, a lo que su colega añade: “Mantiene viva la música, las ganas de crear y que algo nuevo te motive”.
Otro punto álgido es su virtud lírica, capaz de aunar las miserias del mundo, la fragilidad subjetiva y las fantasías idílicas en un mismo soliloquio atestado de sensaciones y metáforas. Sumergirnos en el universo interior develado por su poética obliga a flotar contra viento y marea a fin de encontrar la serenidad intrínseca de Wish Wish. Desde el punto de partida, diversos microclimas convergen en una exploración tribal mientras Weste hecha ancla en el enigma insondable del ser.
Con canciones como “Las olas”, “Espiral” y “Ata”, el repertorio abre un portal entre lo selvático, lo etéreo y lo fantasmagórico, fusionando vestigios del mundo moderno, el rito a la naturaleza y su vital reminiscencia ancestral. Durante su más de media hora de duración, Wish Wish suscita retratos oníricos afines al surrealismo y desnuda su alma para rearmar la estridencia de un nuevo alba.
¿A qué hace alusión el título del nuevo disco obviando su traducción?
Clara Trucco: Estábamos entre “De maravillas” y “Wish Wish”, pero “Wish Wish” nos resonaba constantemente, como un conjuro o un encantamiento, algo de la onomatopeya del sonido, un tintineante polvo de estrellas. Sentimos que es un disco con una cuota de magia. Venimos trabajando una estética, con personajes que cuentan una historia, un mundo imaginario fantástico. Hay melancolía y tragedia.
¿Qué personajes conforman este universo mágico?
CT: Aparece el hada, la sirena, el mago, la bruja, esos arquetipos fantásticos o mágicos. El otro día, una amiga me dijo que le daba miedo la foto mía de sirena, le pareció muy oscura. Me pareció bien esa interpretación, de hecho el hada de “Mansa” también es oscura pero tierna a la vez. Mitológicamente las sirenas usaban su canto para engañar a los marineros.
En el álbum dialogan todo el tiempo con ese choque entre luz y oscuridad…
CT: Es cómo somos nosotros, personas de la luz y también de las sombras, eso se traduce. Incluso en las letras, a veces son luminosas, alegres y esperanzadoras, y de repente son melancólicas, tristes y trágicas. También hay un choque de estilos y estéticas en la música. En lo sonoro tratamos de ir hacia las profundidades.
¿Cómo fue la experiencia de hacer un disco durante la pandemia?
Ignacio Pérez: Fue bastante creativo, hicimos muchas más canciones que las que están en el disco, como cuarenta. Llegamos a un lugar que veníamos buscando desde Abanico. Se concretó algo a nivel sonoro y estético.
CT: Salimos del concepto de Huestes, nuestro segundo disco, que era más folclórico. El disco anterior, Abanico, era más pop, surgió en pandemia pero lo grabamos antes. El último es pandémico desde las composiciones.
¿De dónde provienen las influencias por los sonidos ancestrales que identifican su proyecto?
CT: La música es ancestral en sí misma porque es inherente al ser humano desde los tiempos más remotos. Hay algo de esa búsqueda, esa conexión atemporal a la hora de componer y el estar conectada con la música de una forma más espiritual. En nuestras canciones, sobre todo en los discos anteriores, hubo mucha presencia de instrumentos folclóricos como el charango, mandolina, sikus, flautas, tambores, balafón, bombo legüero, y algo en la repetición de las palabras casi mántrica que hace más evidente esa asociación.
Si bien en Abanico ya se puede detectar un proceso de transformación al incorporar otras sonoridades sin despegarse de las influencias del folklore latinoamericano, Wish Wish es el disco más pop de Weste. ¿Cuál fue la premisa o anhelo para llevar adelante esta reforma?
CT: ¡Queríamos destellos y brillos! Algo más dream pop, un poco menos encriptado y un poco mas hi-fi. En este caso, el pop lo usamos como hilo conductor de todo lo demás. También sucedió que empezamos a tocar en vivo con un formato de banda más tradicional -batería, bajo, teclado, guitarra eléctrica, vientos y voz- y este disco es fiel a ese vivo. Siempre fuimos bastante pop en cuanto al formato canción, pero esta vez esa transformación está mas acentuada. Es un álbum más citadino, con ciertas influencias estéticas del pop de los ochentas, noventas.
A lo largo del repertorio hay una fuerte presencia orquestal que devela un desarrollo más ambicioso en términos sonoros. ¿Cuál fue la importancia de esta adición instrumental en analogía con las letras del disco?
CT: La orquestación le da una profundidad distinta y otra magnitud a la canción y a la lírica. Acompaña a la letra con otra calidad expresiva y otra calidez. Esta vez quisimos tomar ese camino más ambicioso. Teníamos ganas de experimentar con transformar lo que hicimos con un plug-in en el estudio en algo real, tocado por alguien más. Nos encantó componer las secciones, las melodías y las armonías, transcribirlo y después escucharlo traducido en un ensamble acústico. Que nuestros delirios puedan ser tocados es una gran satisfacción. Somos amantes de los instrumentos y un anhelo es tocar con una big band.
Teniendo en cuenta la versatilidad y evolución del proyecto de un disco a otro, ¿qué impresiones les genera escuchar las canciones de su debut discográfico, Vísceras (2014)?
IP: La búsqueda de Vísceras me parece increíble, muy freaky. No teníamos idea de por dónde arrancar y fuimos probando.
CT: No lo escucho mucho pero cuando lo hago nos banco. Éramos dos bebés haciendo música con pocas cosas y estaba buenísimo. Personalmente me siento muy alejada de quién era, cómo cantaba y lo que escribía. Pasaron diez años y hoy me siento otra persona con otras inquietudes, otra manera de comunicarme, de ver el arte y la vida, pero me gusta el camino que trazamos. En vivo intentamos siempre tocar canciones nuevas, creo que de esa manera somos más fieles a lo que somos ahora. Me parece importante mostrar la frescura del momento.
¿Qué otras obras, no estrictamente musicales, despertaron su interés últimamente?
CT: Ayer vi una película de [David] Cronenberg llamada Maps to the Stars. En cine también Brian De Palma, David Lynch. El último libro que leí fue uno de Fogwill llamado Una pálida historia de amor. Y otra película increíble que vi hace poco es The Hunger, actúa David Bowie, es de vampiros.
¿Cómo es el feedback entre ustedes al momento de componer y elegir las canciones de un disco?
IP: Cada uno ve a su manera, pero nos gusta a los dos. Hacemos muchas canciones y si alguna no nos gusta la descartamos.
CT: Hay que conciliar constantemente. Es mitad y mitad. Si hay algo que a alguno de los dos no nos gusta, ya fue.
¿Qué nos pueden decir acerca del trasfondo conceptual de “Ironía”, la cuarta canción del álbum?
CT: Hay mucho despecho. Dice “o me das todo o me das nada”, y al final dice “No tienen cariño a naides, no saben lo que es amar”. Habla de un corazón endurecido.
IP: En la parte musical me lo imagino brasilero. Para Wen es más pop.
Recientemente estrenaron el video de “Jamás”, dirigido por Tomás Würschmidt y Paz Elduayen, con quienes ya habían colaborado en el video de “Tinta” y “Ficcionar”. ¿Cómo describirían el aspecto más poético que lleva implícito el complemento audiovisual de Wish Wish?
CT: Venimos trabajando con ellos hace varios años ya y nos completamos increíblemente. Ademas, con Tomás venimos laburando toda la parte visual y estética y nos es fundamental para terminar de englobar todo el universo que es Weste. “Jamás” es el primer capitulo de una historia que filmamos. Todo sucede en un teatro alrededor del truco de “la mujer cortada”. El mago corta a su asistente y algo sale mal. La resolución viene en el segundo capitulo de “Estupor” que está por salir.
Weste se presenta el viernes 18 de noviembre a las 21 h en el Teatro Xirgu (Chacabuco 875, CABA), entradas disponibles a través de Passline. Mirá el video de “Jamás” a continuación y escuchá Wish Wish en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).