Mientras el invierno se despide y empezamos lentamente a vislumbrar, todavía un poco lejos pero cada vez más cerca, el 2023, la música argentina no dejó de darnos este año joyas que, desde un estilo musical híbrido de paletas electrónicas heterogéneas, proponen pasar del sentido a la acción, de los oídos a los pies: transportarnos a la pista de baile donde sea que estemos. No importa si es Morón, La Plata, Madrid, Berlín o Buenos Aires. El ritmo, a fin de cuentas, achica las distancias: da el puntapié ideal para el movimiento.
Estas cinco músicas tienen un recorrido diverso en la escena argentina e internacional: propuestas artísticas y estéticas disímiles conviven bajo un espectro sonoro que tiene a los sintetizadores y a los beats programados como protagonistas. Todas con lanzamientos de reciente cosecha, algunos como adelantos de futuros trabajos (como en el caso de Lucía Tacchetti), otros como reversiones de su propio repertorio (como en el caso de Sasha Sathya). De cara a la primavera y al verano del 2023, compartimos cinco artistas para nutrir una playlist ecléctica e infalibe en un pista de baile para todos los gustos.
Sasha Sathya
Luego de publicar L4 N1374 D3 L4 51RV13N74 en 2021, grabado, producido e interpretado de manera casi integral por la talentosa música proveniente de Parque San Martín, Sasha Sathya confirmó su evolución acelerada en una propuesta de sonido y de producción de lenguaje propio y cada vez más distintivo. Lejos parece haber quedado cuando empezara a hacerse conocida cantando con tan solo su guitarra en el circuito under bonaerense.
Integrando los sonidos electrónicos y la influencia del trap como principal caballo de batalla,Sathya combina una actitud frontal y directa con ritmos en los que se asientan melodías pegadizas que revelan su riqueza pop. Sus composiciones la revelan como una música filosa, diestra y que en su rechazo a los purismos sonoros rescata el ritmo como estandarte. Recientemente, estrenó un remix con una relectura de sonido en clave cumbia RKT de “La dealer”, track original que formó parte de su disco de 2019, ReBeba MiXXXtape.
Faraonika
De la mano de la producción de Maxi Sayes, Faraonika este año nos presentó un pequeño EP de tres canciones titulado Olvidancing, que fue destacado por el equipo de Indie Hoy en nuestra selección de mejores discos del año: “Flechazos en la discoteca, caprichos y maniobras de seducción son algunos de los temas sobre los cuales canta la música platense en este material”.
Las tres canciones de Olvidancing se aúnan en una poética que va de lo guarro a lo naif y del desencanto a la excitación, todo, a veces al mismo tiempo. Desde “Web” -su primer single de 2019-, Faraonika fue mutando camaleónicamente de estilos de producción y texturas sonoras en múltiples singles que la perfilan como una apuesta fuerte para llevar al pop a una nueva dimensión expresiva y bailable.
Six Sex
Con Área 69, Six Sex se apropió del lenguaje del reggaetón para narrar historias sensualmente oscuras con matices estilísticos novedosos y provenientes de otros imaginarios. Seudónimo de Francisca Cuello, la música nacida en Villa Tesei redobló la apuesta de su ravetón al que ya había sacado lustre en su primer EP de 2019, Fantasy. Con letras llenas de ironía cruda, ingenio, sexo y referencias a las redes sociales, la joven artista pulió un estilo al cual se lo ve brillar en canciones como “Putishoot” o “Demonio“, su más reciente single.
Lucía Tacchetti
La primera vez que llamamos la atención sobre el trabajo de esta música proveniente de Bahía Blanca fue con su disco Degradé en el 2017. Luego, Vol. 3D y ELETÉ confirmaron un camino evolutivo que tomó el electropop como un terreno fértil predilecto, con influencias de la Javiera Mena de Esquemas juveniles, Hot Chip y Mura Masa. Con “El modo” experimenta con sonidos analógicos en una producción llevada a cabo por ella misma y que nos adelanta algo de lo que será el próximo trabajo de esta artista radicada en Madrid, que propone, mediante un groove pegajoso, el baile como “la manera de huir de todo”.
Catnapp
Con una búsqueda recorrida por la experimentación de sonidos deudores de un amplio espectro que incluye la música industrial, el drum and bass, el synth punk y el trap, la artista argentina radicada en Alemania fusionó estos colores en una gran mixtura polimorfa que no deja de recordarnos que tras las capas y capas de sonidos pululando por doquier, hay un corazón golpeando, un beat de sístole y diástole irrigando vida. En más de 10 años de experimentar con esta pluralidad de influencias, el salto desde discos más iniciáticos (si pensamos en el mid-fi de Caterpillar, su disco de 2010) es evidente en términos tanto de producción como de composición, pero también de groove y de swing. Su último álbum, Trust, es prueba de ello, con canciones como “Mess It Up” o “Time On Me”, que invitan a un baile dark, introspectivo pero colectivo a la vez.