Pasó más de medio siglo desde que Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon formaron Queen. Y a pesar de lo enmarcado en el tiempo que resulta el sonido de algunas de sus producciones, podemos decir sin dudas que la legendaria banda británica posee una veintena de hits que son inmunes al óxido de los años. Es que hay algo universal en sus canciones: no hace falta ser un fanático para conocer mínimo diez de ellas (y también más).
Pero eso no es todo: Queen tiene la peculiaridad de que varias de sus canciones fueron un éxito comercial en dos (o más) momentos distintos desde su publicación. Al día de hoy, casi cincuenta años desde la salida de su primer disco, el catálogo de la banda es valuado en cifras estratosféricas en la era del streaming. Solamente en Spotify se ubican entre los 50 artistas más escuchados de todos los tiempos, incluso sin haber publicado material desde hace casi tres décadas.
Como si esto fuera poco, la biografía de su frontman fue llevada al cine produciendo un encuentro generacional frente a la pantalla grande como pocas veces se ha visto en la historia reciente. El soundtrack de Bohemian Rhapsody ocupó el top 10 global, siendo su disco más exitoso desde 1995. Esto revigorizó el catálogo de la banda, una suerte de Queenmanía como en las épocas más celebres de la agrupación. La vigencia de la banda en la actualidad es un testimonio de la indeleble marca que —como pocas— fue capaz de producir en la música popular.
A continuación, Indie Hoy realizó un ranking de su discografía desde sus álbumes menos memorables a sus obras clásicas.
14. The Miracle
1989 – Parlophone
El cierre de una década dorada para Queen, y la última que los vería plenamente activos. Publicado en 1989, The Miracle tiene la particularidad de ser el álbum más colaborativo en términos de composición entre sus integrantes. La canción homónima es un regreso a las delicias progresivas de la banda, siendo uno de los tracks más intrincados de su carrera. Como había sido en News of the World, el éxito internacional tuvo como autor a Brian May con “I Want It All”, un épico himno en un catálogo lleno de ellos. Pese a otros tracks destacados como “Scandal” o “Breakthru”, el álbum no consigue devolverlos a la solidez que los destaca.
13. A Kind of Magic
1986 – EMI
Con la salida de su décimo segundo álbum de estudio, Queen continuaba siendo la banda más exitosa en el mundo a excepción de Estados Unidos. A Kind of Magic es un larga duración de igual cantidad de pop con números pesados, sus canciones más memorables inequívocamente publicadas como singles. Comenzando con “One Vision”, con un arrebatador riff de May, la banda empieza este disco a pura cepa. La canción homónima, groovy y divertida, es el corte radial por excelencia. La música negra ya es incorporada al repertorio como un estilo propio, en particular “One Year of Love”, esta última de atmósfera similar a “Careless Whisper”. Un himno a la amistad en “Friends Will Be Friends”, y por último May se revela definitivamente como un gran baladista gracias a “Who Wants to Live Forever”. Gran parte de la música que conforma este trabajo fue compuesta para la banda sonora del film Highlander (1986), lo que explica la sobresaturación de efectos especiales. Gracias a ello, carece de la cohesividad que merecería.
12. Queen
1973 – EMI
En 1973, en plena efervescencia post-Beatles, el escaparate sonoro de Inglaterra estaba dominado por el glam rock, el hard rock, el incipiente metal y el progresivo. En estos estilos se imbuye el álbum debut y homónimo de Queen. El cuarteto se propuso exhibir al máximo sus atributos: cambios de métrica, ritmos frenéticos, estructuras no convencionales y modulaciones que abundan en todo el larga duración. También se perciben indicios de lo que luego se convertirían en marcas registradas de la agrupación: armonías vocales, arreglos inconfundibles de la “Red Special” —la icónica guitarra fabricada por May junto a su padre—, el fascinante falsete de Taylor, el amplio rango vocal de Mercury y su compleja aptitud en el piano. Conformada por canciones compuestas previamente a la formación definitiva de la banda (conseguida gracias a integración de Deacon), en este registro se plasma la destreza individual y el talento grupal.
11. Jazz
1978 – EMI
Queen decidió cerrar la década que los vio nacer con su primera producción llevada a cabo fuera de Reino Unido. Este cambio de locación generó una frescura en cuanto a fertilidad musical: trece canciones conforman Jazz, la colección de canciones más numerosa desde Sheer Heart Attack cuatro años atrás, y una de las mayores de toda su discografía.
Jazz continúa demostrando versatilidad: con el enigmático arábico “Mustapha” Mercury abre este disco en el que vuelven de lleno las armonías vocales. Se hacen presentes el blues, una clara aproximación al funk—gracias a la música disco, cuyo auge se encontraba en pleno desarrollo—, algunos números acústicos y otros pesados. “Fat Bottomed Girls” —inspirada en groupies— y “Bicycle Race”, fueron los singles extraídos de gran circulación radial, pero fue “Don’t Stop Me Now” el corte de difusión que les brindó el mayor éxito. A causa de “Bicycle Race”, la banda por primera vez se vio envuelta en una polémica debido al alto contenido erótico del videoclip con modelos desnudas que fue replicado en las portadas de los sencillos respectivos y el interior del álbum.
10. Hot Space
1982 – EMI
Hot Space quizás sea el LP más divisivo para los fans. Confiados del éxito de “Another One Bites the Dust”, Queen se adentró al seno de la música negra. Si la política de “no sintetizadores” había sido cumplida a rajatabla durante la década anterior (y un pequeño atisbo se había podido detectar en The Game), los sintetizadores ahora ocupan una centralidad que se mantendrá en posteriores producciones. Hot Space es un abordaje del neonato electro funk producto de las nuevas tecnologías de principios de los ochenta. No es de extrañar que haya sido uno de los discos favoritos de Michael Jackson, cuya influencia en Thriller (1982) es directa.
A pesar de ser considerado un paso en falso, se trata de un álbum que representa otra muestra de la esencia pop de Queen. Figuran un homenaje al recientemente fallecido John Lennon y un mensaje de amor a los fans latinoamericanos, de la mano de Mercury y May, respectivamente. Sin embargo, las composiciones más destacadas son “Cool Cat” y “Under Pressure”. La primera, de una producción minimalista con la instrumentación a cargo de Deacon, es un número soul cantado enteramente en falsete —recurso estilístico omnipresente en el pop de aquel entonces, gracias a los Bee Gees—. Es también una de las pocas canciones donde Mercury canta enteramente en este registro, siendo su interpretación una deslumbrante. Por su parte, “Under Pressure” es el excepcional cierre de este trabajo y el acercamiento definitivo con David Bowie. El Duque Blanco fue quien les aconsejó grabar en los estudios Mountain de Suiza, donde la agrupación se asentó, incluso haciéndose del mismo. “Under Pressure” es un retrato de la vorágine de la sociedad moderna, y el olvido de lo primal que rige nuestras vidas: el amor.
9. Made In Heaven
1995 – Parlophone / Hollywood
Publicado póstumamente cuatro años desde la muerte de Mercury, Made in Heaven se compone de canciones previamente trabajadas en The Miracle e Innuendo, como también rearreglos de canciones de Mr. Bad Guy, el álbum en solitario de Freddie de 1985. Para estas sesiones, la muerte acechaba al frontman que demacrado difícilmente podía mantenerse en pie en el estudio. Sin embargo, algunas de las interpretaciones vocales más maravillosas que ha brindado en su carrera se encuentran en este trabajo.
La poderosa fuerza natural de Mercury y el milagro de que su voz no haya sido apagada por la enfermedad hasta poco antes de morir, signaron a este disco como la obra de un hombre —y también de una banda— que reconoce la inminente llegada de su fin. Las exuberantes armonías vocales reaparecen para embellecer su apertura, un número gospel, la clásica balada “Too Much Love Will Kill You” y por primera vez y última un número explícitamente dance en consonancia con el auge de la música electrónica bailable en la década de los noventa. El broche de oro de una banda que hizo felices a millones.
8. Innuendo
1991 – Parlophone / Hollywood
El último trabajo de Queen con su frontman en vida. Innuendo, con la participación estelar del guitarrista de Yes, Steve Howe, es una auténtica obra de arte. Interludios oníricos, surrealismo, flamenco, polirritmia… Queen mantiene intacto su capacidad de asombrarnos.
La inminencia de la finitud de la vida sobrevuela los poco más de 50 minutos de duración. Comenzando por su canción homónima, muchos de los tracks aluden a la melancolía por la cada vez más deteriorada salud de Mercury. Pese al difícil momento que la banda atravesaba, el poder de la música se impuso ante toda adversidad y logró crear momentos para rockear. Así lo demuestran temas como “Headlong”, “I Can’t Live With You”, “All God’s People” de influjo gospel y su estremecedor final “The Show Must Go On”. “Bijou”, una colaboración entre May y Mercury, se destaca por su estructura no convencional, una joya donde la guitarra y la voz invierten roles.
7. News of the World
1977 – EMI
Difícilmente encontremos en la historia del rock un LP cuya apertura contenga la grandiosidad de “We Will Rock You” y “We are the Champions”. ¿Cuántas otras canciones son universalmente reconocibles simplemente con una percusión? La magia de May y Mercury se fusionaron excelsamente para producir dos verdaderos himnos y, por supuesto, los dos hits más grandes del grupo.
News of the World fue concebido deliberadamente como un ejercicio espontáneo sin una minuciosa producción (nótese la escasez de armonías vocales y arreglos instrumentales) para obtener un sonido más rústico y directo. Una vez más se hace presente el contraste entre baladas y números más densos y sensuales. La sorpresa llegó de nuevo de la mano de Deacon con “Who Needs You”, que se distingue por su clara influencia hispana. En cuanto a Roger Taylor, y a contramano de la creencia popular, fue el integrante que se animó a la exploración de nuevos géneros como semillero de lo que luego florecerá en trabajos posteriores. Este es el caso de “Fight From the Inside” el track cuyo groove flirtea tímidamente con la música disco.
6. The Works
1984 – EMI
The Works es un trabajo difícil de pasar desapercibido, no solo por sus éxitos sino porque es el disco con el que se presentaron en el Live Aid. 1985 quizás sea el año consagratorio de Queen en dicho evento como performers, que a los ojos del mundo se probaron como la banda más espectacular de su tiempo. The Works representó el perfecto equilibrio entre lo electrónico y lo orgánico de su propuesta.
Un single de cada integrante fue editado: el synth pop de Taylor, “Radio Gaga”, su primer hit global; el pop brilloso emancipador de “I Want to Break Free” de Deacon; el heavy de potente riff “Hammer To Fall” de May; e “It’s a Hard Life” de la mano de Mercury, con su espectacular introducción operística. La banda se introduce una vez más en el rockabilly con “Man on the Prowl” y hacen uso por primera vez del vocoder en “Machines (Or Back to Humans)”. Como cierre “Is this the World We Created…?”, una bellísima y sentida pieza acústica muy vigente, que nos invita a reflexionar sobre nuestro accionar como humanidad en la tierra que habitamos.
5. A Day at the Races
1976 – EMI
George Harrison dijo alguna vez que Rubber Soul y Revolver de The Beatles eran en realidad un mismo álbum pero publicado por separado. Lo mismo puede aplicarse a A Day at the Races en alusión a A Night at the Opera, desde la obvia referencia en la portada del álbum hasta su título, también tomado de una de las películas de los Hermanos Marx. La paleta musical, una vez más, es variada y colorida: con condimentos pesados, baladas, un vals, números quasi-acústicos y un genial primer guiño a la música negra en la carrera de la banda (“Somebody to Love”), Queen se eleva estelarmente y continúa bebiendo las mieles de su cenit comercial.
4. Sheer Heart Attack
1974 – EMI
Sheer Heart Attack es la culminación del sonido de Queen, el disco con el que la banda alcanzó una síntesis consistente y logró su definitiva identidad musical. Abriendo con “Brighton Rock”, cuyo solo es uno de los más largos del entero cancionero Queen, May nos deja bien en claro que es uno de los mejores guitarristas de su generación (y de todos los tiempos, claro). Queen afianza la mixtura del rock pesado y el metal con números melancólicos, como es el caso de “Dear Friends”, una canción de despedida (de igual inserción que “Nevermore” en Queen II), que contrasta directamente con la jocosa “Misfire”: la primera prueba de John Deacon como compositor.
Gracias a “Killer Queen”, el primer single del disco, en perfecta clave glam y pop, Queen alcanzó el anhelado despegue comercial, lo que les permitió dejar finalmente de ser una banda soporte para encabezar sus propias giras. Este descubrimiento definitivo de su impronta los invitó a explorar nuevos terrenos como es el caso del ragtime “Bring Back That Leroy Bride”, con Freddie explotando el recurso jazzero del scatt por primera vez.
3. Queen II
1974 – EMI
Queen II es el clásico de culto por excelencia de la agrupación. Tan solo en su segundo disco, el sonido de Queen se consolida casi en su plenitud, en donde la fantasía y lírica son aún más elaboradas que en el álbum previo. Queen II se divide en un “lado blanco” —con fuerte presencia de guitarras— y un “lado negro” —con fuerte presencia de arreglos vocales—, que corresponden respectivamente a los compositores (hasta el momento) más sobresalientes del cuarteto: Brian May y Freddie Mercury.
Abriendo con un fantástico instrumental íntegramente interpretado por May— su primera composición editada de este estilo— Queen nos inserta en una atmósfera particular. Por su parte, “Nevermore” adelanta por primera vez la quintaesencia de Mercury: una balada estremecedora acompañada de un piano, su voz aterciopelada, más arreglos vocales. El outro de “The March of the Black Queen”, probablemente la composición más compleja de Queen, nos acerca a lo que luego sería el final de “Bohemian Rhapsody”. El disco significa una gran obra de experimentación que por primera vez pudieron dar vía libre, cualidad destacable sobre todo considerando la limitada la tecnología de la época. Quizás esto explica el por qué de las pocas interpretaciones en vivo de esta colección.
Queen II también tiene algunos primeros intentos de vinculación con David Bowie: siendo uno de los artistas del momento —y de los más admirados por la banda— querían que el legendario artista lo produjera, pero no fue posible. Además, gracias a la ausencia del solista en una aparición en el programa televisivo Top of The Pops, Queen pudo ocupar ese vacío interpretando una nueva versión de “Seven Seas of Rhye”, lo que les ayudó a lograr su primer hit.
2. The Game
1980 – EMI
Queen ingresó vigorosamente al nuevo decenio con The Game, un álbum que simbolizó la triunfal conquista de la banda en Estados Unidos, que no se había demostrado tan receptivo al cuarteto (nunca figuraron en la portada de la Rolling Stone, por ejemplo) en comparación con Europa, Japón y Latinoamérica. A su vez, su gira promocional fue el primer contacto que el grupo tuvo con su público latinoamericano (y en algunos casos el único) sellando un lazo a fuego.
En este reinicio de una nueva Fase Imperial, Mercury se destaca con dos fantásticas power-ballads, además de un magistral homenaje al rockabilly de los años cincuenta que como hit contribuyó al revival del género a principios de aquella década. En cuanto a May, nunca escatimará de espléndidos riffs, como es el caso de su canción “Dragon Attack”. Siguiendo la línea trazada por Taylor, la música disco se transparenta cabalmente con “Another One Bites the Dust”, cuya emblemática línea de bajo está inspirada en “Good Times” de la seminal banda disco Chic. Con este tema, Deacon reafirmó su superlativa capacidad de compositor, contribuyendo hasta entonces con el hit más grande de la banda, particularmente en EE.UU. No fue otro que Michael Jackson —gran admirador de Queen— quien los aconsejó de publicarla como single: la corazonada del Rey del Pop dio perfectamente en el blanco. Queen, una vez más, se convirtió en la banda del momento.
1. A Night at the Opera
1975 – EMI
A Night at the Opera es la obra magna de Queen. Es el primer disco en el que la banda despliega su amplia versatilidad, con números viscerales y ruidosos, homenajes a la música popular de inicios del siglo XX (como el music hall y la música de cabaret), además del folk, el rock progresivo y la música pop. Es también el primer álbum en el que John Deacon sorprende al constituirse como un cuarto compositor en la agrupación y logrando su primer hit radial con “You’re My Best Friend“. Figura aquí, además, “Love of My Love“, la primera canción hecha un himno de la banda que a pesar de no haber sido fue publicada como single. En “The Prophets Song” —la de mayor duración de su entera discografía con ocho minutos— Queen despeja cualquier duda sobre la utilización de la voz humana como un instrumento más con protagonismo y lucimiento propio.
La ópera como género era una de las músicas más amada de Mercury, precisamente por la unión imperfectible entre lo teatral y lo musical. Debido a esto, la selección del título adquiere una particular connotación. Y aquí es cuando nos adentramos en “Bohemian Rhapsody“: una pieza en que la noción tradicional de la canción es absolutamente transgredida y que representa uno de los picos máximos alcanzados por la música popular post-Beatles.
“Escenio” es un concepto acuñado por Brian Eno para referirse a la inteligencia creativa de una comunidad en un momento determinado, de la que deriva el genio en términos individuales. Queen, inmersos profundamente en ese escenio, capturaron a la perfección la efervescencia de su tiempo que pululaba por el aire de la sociedad. A Night at the Opera es un trabajo íntegro de su tiempo, una puntería directa al zeitgest del momento. El instrumental de guitarra titulado “God Save the Queen” cierra solemnemente (pero a su vez con un dejo de humor) este opus. Dios salve a Queen.