Si todavía no lo hiciste, pasá a leer la parte I, II y III de nuestra cobertura.
Sábado 2 de junio
Tanto el viernes como el sábado, Primavera Sound rizó un poco más el rizo de los horarios agenciando a las 2 de la tarde cada día, el concierto de Kyle Dixon y Michael Stein performing the music of Stranger Things. Además no se celebraba en el auditorio del Para del Fòrum, sino en L’Auditori de Barcelona, ubicado otro lugar. Con el cansancio acumulado que teníamos, la cita se postuló harto complicada, pero nos habría encantado asistir.
Iniciamos nuestra última jornada con Peter Perrett, en escenario Ray-Ban. El líder de los míticos The Only Ones, volvió el año pasado tras dos décadas de silencio con un proyecto en solitario. How The West Was Won (Domino, 2017) nos brindaba la oportunidad de disfrutar de un Perrett que viene de vuelta de todo. Ajado pero respaldado por la experiencia, ofreció un show muy convincente. Llegaba la hora de la actuación de Jane Birkin. Tras charlar con ella el día anterior, nos moríamos de ganas por verla cantando las canciones de Serge Gainsbourg y arropada por la Orquesta Sinfónica del Vallés. La actuación era la puesta en escena del disco Birkin / Gainsbourg: Le Symphonique (Parlophone, 2017), todo un homenaje al que fuera su pareja profesional y sentimental, padre de su hija Charlotte, quien la noche anterior también le hizo un guiño con su actuación. Jane estuvo espléndida y no faltaron “La chanson de Prévert“, “L’anamour” o “La javanaise“. Esta jornada se presentaba muy femenina en los escenarios grandes, con Lykke Li y Lorde como platos fuertes, aunque decidimos quedarnos por el otro extremo del recinto.
El escenario Ray-Ban acogía a uno de nuestros artistas fetiche, Ariel Pink. Nunca sabes por dónde puede salir su escenificación. Esta vez venía con la cara pintada a lo Kiss. El músico Don Bolles le acompaña en esta gira que le trajo al Primavera a presentar Dedicated to Bobby Jameson (Mexican Summer, 2017). La psicodelia más divertida, pop y trazas post-punk impregnan este trabajo del que disfrutamos en directo. Geniales “Another Weekend“, la movida “Bubblegum Dreams” y la loca “Time to Live“. No nos cansamos de Ariel.
Entramos a continuación en un par de shows de esos que te llevan al mismísimo cielo, Slowdive y Grizzly Bear. Los primeros, indiscutibles padres del shoegaze y encantadores de serpientes. Su último disco homónimo publicado el año pasado en Dead Oceans tras más de 20 años de silencio, nos devolvió a unos Slowdive tan maravillosos como lo eran en sus mejores épocas. La larga espera mereció la pena y estamos muy contentos de poder seguir disfrutando de la maravillosa voz de Rachel Goswell, quien también está en estado de gracia en su proyecto Minor Victories. Siguen emocionando con “Souvlaki” o” Sugar for the Pill“. Grandes. Grizzly Bear son siempre apetecibles de escuchar. Aunque la acústica no fuera la mejor, los de Brooklyn se entregaron en cuerpo y alma a un público bastante ruidoso.
Con ganas de un poco de energía, y mientras la marabunta se dirigía al escenario Mango para ver a Arctic Monkeys, nos acercamos al Pitchfork. Oblivians, maestros del garaje-rock de los ’90, estaban dispuestos a animar el cotarro y vaya si lo hicieron. Guitarrazos, berridos y fuerza para despertar a un muerto fue lo que irradiaron. ¿Quién dijo miedo? Y con las pilas recargadas nos entregamos a Deerhunter. El escuálido Bradford Cox lleva la batuta como nadie en esta banda. Su excéntrica forma de vestir llama la atención, y su maravillosa voz nos toca la fibra en temas ya míticos como “Agoraphobia“. Lo mismo podemos decir de “Death In Midsummer” o “He Would Have Laughed“, con la que cerraron.
El sábado fue un día de música que emociona, y si algunas de las anteriores bandas lo corroboran, Beach House podrían ser el plato fuerte de la evocación. Nuevos reyes del dream pop, Victoria Legrand y Alex Scally regresaban al Primavera, siendo éste el único festival donde actuarán este verano. Su prolífica faceta creadora nos ha regalado otra joya, 7 (Bella Union, 2018), su último LP recién horneado, pues salió en mayo. La canción “Black Car“, del citado álbum, abrió un setlist variado, con temas de la mayoría de sus trabajos. Escondidos en la oscuridad, Victoria además con los ojos pintados de negro, parapetaron nuestra atención en los juegos de luces y la magia de “PPP” de su almibarado Depression Cherry (Bella Union, 2015), o “Master of None“, de su LP homónimo publicado en 2006 por Carpark Records. Grande “Elegy to the Void” de Thank Your Lucky Stars (Bella Union, 2015) o los maravillosos temas del LP Bloom (Bella Union, 2012), aquel que para nosotros significó su sublimación. Por cierto, Beach House vuelven a Barcelona y Madrid a finales de septiembre.
Mención especial en esta reseña merecen los británicos Public Service Broadcasting. Su segundo álbum de estudio, The Race for Space (Test Card Recordings, 2015) es una interesante pieza que, como su propio nombre indica, está basada en la carrera espacial de la guerra fría. Audios radiofónicos, y una buena combinación de instrumentos aseguraban un directo diferente. Y así fue.
Así terminamos un año más un macro festival que cuesta abarcar pero siempre satisface. Casi 200.000 personas de 125 países se dejaron la suela de las zapatillas en el Para del Fòrum durante cuatro días, más las citas en Apolo o en el barrio del Raval (también el domingo 3 de junio). Ahora toca esperar al próximo año, para el que ya salió la primera remesa de entradas. Seguiremos informando.
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Foto principal: Slowdive, por Garbine Irizar / Primavera Sound.