Obstinación, performance y sensualidad componen el trazado desbordante de Six Sex, una de las referentes argentinas del neoperreo. En 2021, la artista veinteañera publicó una trilogía de singles que incursionan en el reggaetón, el RKT y la cumbia, luego de atravesar la faceta más raver y electropop que caracterizó sus inicios. A principios de este año, el proyecto que encarna Francisca Cuello reunió esos últimos lanzamientos –“Duro”, “Culeo” y “Sunshine”- para complementar el repertorio detonante de su EP titulado Área 69 junto a otros tres inéditos.
“Área 51 es una zona prohibida, entonces pensé que Área 69 es la zona prohibida, pero del forreo y del culeo”, jura entre risas Six Sex en conversación con Indie Hoy. Producido por La Finesse y Bruno Donato, las seis piezas que conforman el EP sucesor de Fantasy (2019) cristalizan su temperamento efervescente fusionando erotismo, ironía y empoderamiento a través de letras punzantes -y al mismo tiempo cute- que se regocijan hacia la erupción glamorosa y electrizante del “recalentamiento en el área 69”.
“Me llevo mal con los chats”, asegura en relación al “No me hables” que se lee en la bio de su perfil en Instagram y que originó la barra sentenciosa de la pieza homónima del EP. Si bien la frenética “SpaceX” quedó afuera del tracklist, el sample dio pie al titular. Es un ensamble medio Frankenstein, con una dualidad en curso que oscila entre pueril y endemoniada, donde todo destello del hervor de la ciencia ficción apunta a una sublevación de látex para irrumpir en la escena sombría, pero brillante. Capaz de regular temperatura y secreción hormonal de su público, la oriunda de Villa Tesei ofrece canciones viscerales que suscitan una orgía surrealista y sideral en el trance imantado por la pista de baile.
“Putishoot”, una de sus más recientes canciones, expande la línea libidinosa de “Lokisha” y “Pussy caramelo” con una actitud insolente, un sonido vibrante y expresiones tan sarcásticas como efusivas que ponen los puntos sobre las íes e incineran los parlantes. “Cuando subo a un escenario algo se apodera de mí. Es raro, me pongo muy nasty, muy perra -afirma a raíz de su personaje-. Obvio que en la ‘vida real’ también, pero con la gente cercana soy diferente, soy re dulce. De golpe, cuando salgo con mis amigas y se acerca un X, es tipo…”.
¿“Chau Francisca… hola Six Sex”?
Sí, sí. Es como que toda la parte más hot me sale natural. Pero a lo que me refiero es a la bronca o, mejor dicho, a la tonalidad más mala onda. Siento que es como todas las veces que quise ser así y no pude. Siendo mujer te exponés sin querer a un montón de situaciones de las cuales no siempre podés salir rápidamente. Yo hago esos shows y me re descargo, termino y estoy aliviada. Siento que viene de ahí. Hice danza por muchos años, hice twerk desde los 17 hasta los 21. Siempre la perfo fue esa. Iba a Flow Altas Wachas y te enseñaban a tener presencia, mala onda, en ese plan de “te muevo el culo, pero si te acercás, te escupo”.
El nombre Six Sex terminó encuadrando a la perfección con la impronta del proyecto. ¿De dónde vino?
Salió por un tema de LSDXOXO que dice “I’m a sick bitch, and I like sick sex”. En principio no sabía si decía “sick” o “six”, pero me gustó la idea de Six Sex. Y cuando estaba por subir mi primer tema en Soundcloud, tenía que elegir un nombre pero Francisca me parecía muy largo. En un momento había pensado que sea “Franciscat”, pero como re estaba con esa canción, ya fue, Six Sex. A la gente le cuesta pronunciarlo, varias personas se me acercaron diciendo mal el nombre. Algunas me decían “Baby Sex”, una cosa así. Hace poco, en el bono de consumiciones del Lollapalooza me pusieron “Sin Sex”. Muy gracioso. Me sacaron una foto haciendo carita triste y de fondo “Hoy Sin Sex”, fue divertido la verdad. La canción de LSDXOXO habla de sexo sucio y me llamó la atención por ahí también. Del número 6 me gustaba esa relación que todo el mundo hace con lo demoníaco.
Esa misma idea se extiende a tu más reciente single, “Demonio”, ¿qué podés decir acerca de este track? ¿Y de su antecesor, “Putishoot”?
“Demonio” es un tema que hice para que se baile hot y bien pegados. Es una cumbia en la que me inspiré en experiencias con demonios del pasado. “Putishoot” es una oda al beboteo. Me gusta pensar que mis canciones incentivan a sentirse libre de mostrar lo que cada uno quiere mostrar y de la forma que cada uno quiera.
A principios de año publicaste tu esperado segundo EP, Área 69. ¿Qué emociones te traen a la cabeza estas canciones?
Estoy muy orgullosa de Área 69. Antes de la cuarentena estaba dudando si quería seguir con la música, pero mis managers, Kevin y Delfi, me impulsaron a seguir con el proyecto. Cayeron en el momento justo. Un día me habló La Finesse, que en ese momento estaba conformado por Bruno Donato y Axel Bratosevich, para decirme que querían trabajar conmigo. Yo tenía un par de temas sueltos que al final no quedaron en el EP porque terminaron siendo todas producciones nuestras. Más que reggaetón, lo que quería era full perreo. Les conté la idea que tenía para tener más repertorio y aceptaron. Nos juntamos una vez por semana durante casi un año, fue muy inspirador y enriquecedor. “Duro” salió en un solo día de estudio, fin. No estábamos un montón de tiempo con cada tema. Sí costó más cerrar “Pussy caramelo” y “Lokisha”. Puedo seguir dando vueltas sobre una canción hasta enroscarme, la escucho varias veces y siempre le encuentro algo que puede sumar.
Aparte de compartir productores, ¿qué sentís que une a los temas de Área 69?
Cuando empezaron a salir los temas, yo ya empecé a decir “es más por acá”, y así algunos otros quedaron afuera. Me parece que tiene un sonido re argentino. “Duro” tiene algo particular, no es cumbia, ni cerca de ser RKT, pero está rondando por ahí. Me acuerdo que cuando lo hicimos yo puse un tema de Gilda. Con las referencias no buscábamos hacer algo parecido, sino pensamos en lo que te causaba escucharlo. Es como la canción de Damas Gratis: “quiero ponerme a beber y un alto faso fumar”, te da esa sensación de querer cantarlo bien fuerte. Y los demás siento que quedaron en un concepto parecido, de perreo medio clubero. Por ahí había otros que eran más emotionals, más lentos, que dije “no, chau”.
“SpaceX” es un track con toda la adrenalina raver que quedó afuera del EP por una elección de aunar producciones con La Finesse. A pesar de eso, la frase que repetís fue la que cerró para el título del repertorio, ¿por qué?
Ese tema está buenísimo, iba a ser la intro del disco. Cuando estaba buscando productores, estaba convencida de que tenía que hacer algo con Galanjah, me parece re capa. Cuando se lo mostré a La Finesse quería que fuera la apertura. Termina con un reggeatoncito, está bueno para seguir, pero después se puso muy perreo todo y lo tuve que volar. Incluso lo de Área 69 nació ahí con ella. Se me había ocurrido toda la letra antes, hasta iba a llamarse “Fase 69” en un juego de palabras con las fases de la cuarentena. Después pasó a ser “2069”, pero quedó Área 69 porque me parecía más propio.
En el último tiempo te quisiste desligar del término “ravetón” que acuñaste en tus comienzos. ¿Qué es lo que no te convence del género? ¿Cuál es tu relación actual con la escena electrónica?
Cuando era chica iba mucho a fiestas electrónicas. La mención al término salió en una gacetilla de prensa y de ahí lo levantaron y quedó para siempre en las notas que salieron en ese momento. Pero de entrada, no me identifica tanto. Nos pareció algo propio para “Purple”. Incluso siento que fue más la influencia de los samples o de algunos sonidos del rave en el reggaetón. Hay mucho del perreo que también tiene eso. Pero no sé… RIP Ravetón en mi vida. Cuando salió eso, obvio me tiraron un poco de hate. Un par de personas del under me dijeron que era un género que ya existía en Soundcloud y claramente yo lo saqué de ahí, no me lo estaba adueñando, ni dije que lo inventé. Me parece muy nutritivo tener un oído abierto y hacer de todo. Otras personas me tiraron que ellas hacían ravetón desde antes. Siento que hay gente que se sintió un poco ofendida, pero ni idea, para mí es normal si hacés música que alguien te la quiera bajar. Es tan amplio el panorama que hoy cada quien hace lo que le pinta y está bien.
Creaste “Purple” junto al productor español Merca Bae. ¿Cómo se originó esa alianza?
Lo conocí de Soundcloud, siempre fui de escuchar DJs por ahí. Con Merca nos empezamos a seguir en Instagram y dijimos que teníamos que hacer algo juntos. Me cuesta mucho trabajar sobre un beat que me mandan, suelo trabajar mejor cuando me mandan los sonidos porque ahí ya puedo escribir todo. Con un tema terminado me vuelo. Me mandó un beat y me costó mucho. Desde que lo recibí hasta que salió, creo que pasaron dos años. No le encontraba la vuelta, no le podía pedir stems y decirle que iba a desarmar todo el beat para hacer otra cosa. Tuve que adaptarme y es lo que más me cuesta. Al final salió bien, por suerte.
En tus shows el público se libera completamente, muestra un espíritu salvaje que parece esconder durante el día. ¿Cómo vivís la experiencia de comandar el perreo, ya sea bailando en un club o en otro tipo de situación social como en la Marcha del Orgullo?
Esa fue una de las mejores experiencias tocando en vivo hasta ahora. Yo creo que se trata de hacer lo que en una situación normal no está mal que hagas, pero sí es mal visto. Me encanta y promulgo mucho eso: que se liberen. Y hay mucha gente que lo saca por ahí. De hecho, me flashea mucho porque en mis shows la gente está gimiendo conmigo. Yo no tengo Twitter, pero me mandaron mis amigas uno que me hizo reír mucho, decía: “Estoy viendo a la Six Sex en el Lolla y no para de gemir”. Hace poco lo hablaba con una amiga, ella me decía que hay chicas que gimen muy bien, que lo fingen muy bien. Siento que es algo muy normal, aunque no esté bien que muchas mujeres a lo largo de su vida tuvieron que fingir gemidos. Es una re descarga en una situación no convencional. Y más gritándolo. Es algo que estamos muy acostumbradas a hacer, todas mis amigas han fingido uno.
Hoy parece lejano el tiempo de Fantasy, tu primer EP. ¿Qué emociones te despierta escucharlo?
No lo escucho nunca. Nunca. De hecho, hicimos unos remixes para tocarlos en vivo y cuando lo hacía me daba cuenta que no quería. Ni los remixes, porque la letra es la misma. Me gustaron y blah, pero ese EP es de 2018. Lo subí en 2019, es viejísimo. No me hace sentir nada, pero bueno, la verdad es que fue el comienzo de todo. Si no hubiese hecho eso, no sé qué hubiera pasado. Muy loco.
En tu vestuario, maquillaje y peinados encontrás un canal de expresión que parece tomar cada más más conciencia de su poder. ¿Cómo comenzó esa proyección performática?
Mis gustos siempre fueron para el mismo lado. En el colegio me cortaba el pelo de una manera y a todos mis amigos que eran más “normales”, por así decirlo, les cabía y me lo decían. Era medio la friki. Me jugaba en contra igual, me echaron del colegio. No sé qué me había hecho, fue una serie de cosas: que usaba la pollera corta, que esto y que lo otro, en un colegio de monjas. Siempre había un tema conmigo, era horrible. Al otro colegio que fui, también. Cualquier pelotudez era un montón, siempre tenía quilombo. O por ahí me gustaban chicos más grandes, entonces me rateaba y me quedaba libre. Los preceptores me decían que tenía media falta y que por favor la cuidara. Listo, al otro día faltaba y volvía llorando pidiendo compasión. Siento que siempre tuve los gustos muy marcados. Mi mamá toda la vida me dejó explorar por otro lado, quizás por ahí de tener más libertad me llevó por el mismo camino. Desde cortarme el pelo de tal manera, a pintar mi habitación como se me daba la gana. Pinté un montón de tiempo, hacía patín, en otro momento hice aerógrafo. Siempre tuve cercanía hacia lo artístico. Más que influencias, creo que se trató de personas que se fueron acercando a mí y me enseñaron algo.
¿Cuánto le cuesta a la gente separar lo que manifiesta tu presencia escénica con quien sos a diario?
Yo salgo siempre con gorra y ropa grande y la gente no me reconoce. Cuando saludo a un grupo grande de amigos, tardan en darse cuenta quién soy cuando estoy vestida tranqui. Me ha pasado que hay gente hablando con Kev o Delfi, y de golpe hablan de “la Six”, y ahí tipo “¿Sos vos? ¡No te reconocí!”. No me pasa lo mismo cuando salgo toda montada.
Venís de formar parte de festivales como Cosquín Rock y Lollapalooza. Ahora vas a presentarte en la primera edición argentina del Primavera Sound. ¿Qué significa para vos ver tu nombre en el mismo line up que artistas estelares de la talla de Björk y Arca?
Me encantan los festivales, pero tiene que ser un line up bien curado para que vaya temprano y me quede hasta el final. Cuando vi el line up del Primavera Sound casi lloro, no podía creer que estaba mi nombre. Me pareció muy fino. Björk está full consagrada, la escuchaba mi mamá, pero me alegró tanto que trajeran a Arca. Siento que es un público más específico, que la conoce y la ama. Además, justo este año casi voy al Primavera Sound de Barcelona, pero tuve que priorizar otras cosas. No podía irme un mes de viaje, tenía que filmar videos y terminar canciones. Sacrifiqué el viaje por fines mejores. De golpe, esta edición nacional fue un alivio, me parece increíble. Me puse muy feliz.
¿Cuán importante considerás que es lo audiovisual en tu proyecto?
Es casi un cincuenta por ciento. Intento involucrarme lo más que puedo, porque la imagen y estética de Six Sex tiene que ser predominante. Me gusta colaborar con otra gente y sus ideas, y ahora con mucha más experiencia entiendo mejor todo lo que significa salir a hacer un video. Me es súper importante que la persona con la que trabaje pueda absorber lo que yo traigo y a la vez potenciarlo con su impronta. Me encanta cuando esa combinación funciona.
¿Qué reflexión hacés sobre la camaradería que demuestra la escena nacional actual a diferencia de cuanto empezaste a publicar música?
Yo siempre sentí mucha camaradería y mucho aval. Por ejemplo, hay colegas con les que no nos conocíamos de otro lado y al final nos unimos por la música. También me uní con gente por compartir gustos. Mi crecimiento fue muy orgánico, y sin el aval de colegas y artistas no podría haber sido así de progresivo como se terminó dando. Es bueno cuando artistas así te comparten porque permite que otras personas conozcan lo que hacés. Así conocí a mucha gente del círculo que ahora está todo bien y solo nos acerca la música. Por ahí ni hablamos, pero nos vemos en los festivales y la pasamos genial. O saco un tema y les encanta, y al revés lo mismo. Ahora la escena está menos individualista. Creo que los artistas entendemos que somos de acá, y en cuanto más crezca uno, crecemos todos. Si un referente puede llevar un estilo a lo más alto, es buenísimo porque la gente se predispone mejor a escuchar música nueva. Se está abriendo un montón el abanico de posibilidades, es un gran momento para hacer música siendo argentina.
Mirá el video de “Lento” por Simona y Six Sex a continuación, y escuchá Área 69 en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).