Desde sus primeros años, The Rolling Stones forjaron una imagen de provocadores: una banda que se atrevía a hablar de temas que muchos otros evitaban y que venía a empujar límites con sus creaciones. Esa actitud llevó a Mick Jagger, Keith Richards y compañía al éxito mundial, pero también los puso en el centro de diversas polémicas.
A lo largo de su discografía, Sus Majestades Satánicas publicaron varias canciones que estuvieron en boca de todos y no por los mejores motivos: fueron acusadas de ser ofensivas, ya sea por contener referencias raciales, sexuales o de género, y con el paso del tiempo se convirtieron en ejemplos claros de cómo la percepción cultural cambia según la época.
A continuación, las 3 canciones más ofensivas de The Rolling Stones.
"Brown Sugar"
Publicada en abril de 1971 como sencillo principal del álbum Sticky Fingers, “Brown Sugar” se convirtió en un éxito inmediato, alcanzando el número uno en el Billboard Hot 100 y en Canadá. Sin embargo, el track fue criticado durante décadas gracias a su letra, que hace referencia a la esclavitud, la violencia sexual y las relaciones interraciales de manera explícita. Jagger, quien escribió la canción, reconoció en entrevistas posteriores que las letras eran “problemáticas” y en 2021 la banda decidió retirarla de su repertorio en vivo en Estados Unidos para evitar polémicas adicionales.
"Some Girls"
Incluida en el álbum homónimo de 1978, “Some Girls” causó controversia inmediata. En este caso, Jagger canta sobre mujeres de distintas nacionalidades y etnias con frases estereotipadas y ofensivas, entre ellas “Black girls just wanna get fucked all night”. En su momento, el tema fue acusado de racismo y misoginia, generando reacciones adversas incluso entre organizaciones como la NAACP. A pesar de la controversia, el disco Some Girls fue un éxito comercial y revitalizó la carrera de los Stones.
"Under My Thumb"
Lanzada en 1966 como parte del álbum Aftermath, “Under My Thumb” no fue un single oficial en el Reino Unido ni Estados Unidos, pero rápidamente se convirtió en un clásico en vivo. Una vez que la canción vio la luz, el público no tardó en señalar a los Stones por su carga sexista: la letra describe una relación en la que el narrador se enorgullece de tener a una mujer “bajo su pulgar”, en un tono de dominación y control. La percepción mayoritaria fue sumamente negativa y a lo largo de la década de los 70 fue uno de los temas más atacados por colectivos feministas.