Tres años después, Primavera Sound ha regresado a Barcelona. Había muchas ganas, tantas que la cita fue por partida doble, con dos fines de semana y cinco días más repartidos por diversos escenarios de la ciudad española. Un reto difícil de manejar sin que aparezcan inconvenientes. La primera jornada en el Parc del Fòrum se saldó con interminables colas, atascos peligrosos y faltas de acceso al agua, lo cual provocó airadas protestas de los asistentes en las redes sociales. Inconvenientes aparte, y a pesar de las dolorosas caídas de cartel (más de 20 artistas cancelaron sus actuaciones, entre ellos Massive Attack y The Strokes) el primer fin de semana nos dejó momentos inolvidables.
La jornada inaugural se celebró el día 1 de junio en Poble Espanyol. Entre los artistas que actuaban destacan The Linda Lindas, una banda punk de jovencitas de Los Ángeles que este mismo año publicaron su LP debut, Growing Up. Sangre fresca y un genial arranque para el festival. También tuvimos la oportunidad de ver a Wet Leg, el dúo que ha subido como la espuma con tan solo un álbum publicado y ya cuentan con algunos himnos entre sus singles. La banda ofreció un show correcto a la par que breve, arropadas por un público que coreó enfervorecido su setlist. Wet Leg ha vivido un fulgurante debut y esperamos que el hype les dure.
Un festín para los nostálgicos
El día siguiente, Fòrum abría sus puertas para albergar la primera jornada maratoniana del fin de semana inaugural del festival. Kim Gordon, la reina del noise y abanderada de Sonic Youth, volvía al auditorio donde ya actuó años atrás, mientras Les Savy Fav actuaba en el escenario Binance. Tim Harrington y los suyos, pero sobre todo Tim Harrington, esbozarían una sonrisa en la cara de más de uno con su extravagante espectáculo. Al margen de su notable repertorio, el frontman norteamericano dejó, literalmente, la piel sobre el escenario. Y toda su ropa. A los 10 minutos del inicio del concierto ya se había arruinado su impoluto traje blanco. Y eso fue solo el principio de una serie de locuras que lo llevaron a terminar con la rodilla ensangrentada. Bajó varias veces a pasearse entre el público, que incluso lo llevó en volandas sobre una plataforma.
Hacia el final, ya era momento de desplazarse al escenario contiguo, el Cupra, para no perderse ni un segundo de Dinosaur Jr. Las aglomeraciones no lo ponían fácil. El mítico y querido trío de Amherst, Massachusetts, nos trasladó a la época dorada del noise alternativo. Ellos como nadie representan el estandarte del guitarreo sucio y la distorsión. La voz de Mascis, ya una marca de la casa, y el carisma que desprenden mantuvo vibrando al público durante la hora que duró la actuación. Impecables, derrocharon un dominio de las seis cuerdas que dejó boquiabierto a más de uno, con Mascis prácticamente cambiando de guitarra en cada canción. Barlow, descalzo y entregado, mantuvo un mano a mano con su compañero, mientras Murph, por su parte, irradiaba fuerza con cada baquetazo. Un amplio setlist repasó sus trabajos más destacados, además de su grandiosa versión del “Just Like Heaven” de The Cure y el himno “Freak Scene”. El show se hizo corto pero fue una gozada.
Minutos después, Sharon Van Etten congregó un aforo en el Binance que provocó un atasco bastante preocupante. El Fòrum es inmenso, pero este año parecía quedarse pequeño. La circulación de público hizo que los accesos se convirtieran en espacios muy agobiantes. Una lástima porque la propuesta de Van Etten, su elegancia y maravillosa voz, solventaron la cita. Por su parte, Yo La Tengo tienen tablas suficientes para enmudecer a la audiencia o ensordecerla a guitarrazos en un mismo concierto. El escenario Cupra quedó envuelto con el halo de perfección de la banda de Hoboken. El show de Georgia Hubley, Ira Kaplan y James McNewo resultó milimétrico. Abrieron con el positivismo de “Ohm”, y fueron intensificando el ritmo hasta que la mítica “Autumn Sweater” provocó el delirio. Ira Kaplan se retorció en varias ocasiones sobre su guitarra, llevándola al límite. Uno de los mejores shows de la noche.
Pero aún quedaba tiempo para platos fuertes, como Tame Impala, que conquistó el festival en uno de los escenarios grandes, el Estrella Damm. La anécdota de la noche fue ese guiño a The Strokes a cargo de la banda de Kevin Parker, sorpresa que deleitó a los fans de los neoyorquinos que habían cancelado su actuación de esa misma noche debido al positivo en COVID-19 de uno de sus miembros. Más tarde, Pavement contentó a los nostálgicos en el Pull & Bear, el otro de los escenarios grandes. Fred Again, por su parte, llenó el Cupra hasta la bandera para bailar hasta altas horas. La noche reservaba paradas ineludibles en el recorrido, como Black Lips, DJ Shadow, Black Midi, October Beaver y Honey Dijon, entre otros.
Punk de sobra
El viernes 3 de junio comenzó con la noticia de que la organización añadiría puntos gratuitos de agua y reforzaría las barras. Si bien la sensación de masificación permaneció durante el resto del fin de semana, se vieron colas algo menores. Precisamente una kilométrica se formó a la puerta del Auditori Rockdelux ya desde primera hora de la tarde, pues Low actuaban a las 17:30 h. Verlos en sala así es una experiencia que vale la pena. Su paso por Barcelona formó parte de la gira de su disco Hey What (2021), LP que muestra a Mimi Parker y Alan Sparhawk adentrarse en la experimentación noise y electrónica. Pero las emociones siempre afloran al escucharlos en directo. El sobrio juego de luces, el sonido atronador de la guitarra de Alan y la magnética voz de Mimi se apoderaron del público en una experiencia inmersiva.
El escenario Plenitude se postulaba como una buena parada para empaparse con el baño de aire fresco de la propuesta de Helado Negro, ideal como aperitivo de tarde. El escenario Estrella Damm recibió a continuación a Fontaines D.C., banda liderada por el carismático Grian Chatten, con su atuendo y actitud que recuerda a los Oasis más descarados. Herederos como son del britpop, el post punk y el indie rock, los de Dublín han firmado ya una serie de himnos repartidos entre sus tres discos. Conectaron con el público en los primeros segundos y ya no bajaron el listón. Chatten se refirió al cumpleaños de la reina de Inglaterra con un rotundo “Fuck the queen!”, inmediatamente coreado por el público, hecho que se repetiría en varias ocasiones durante el festival.
Caía la noche y Primavera Sound se preparaba para recibir a Beck. El angelino saltó a escena con un traje blanco setentero. Atemporal en su estética, también en lo musical, Beck atesora una larga y fructífera trayectoria de sobra conocida y con un crisol de estilos que van desde el hip hop al funk y el rock alternativo. Para la ocasión, supo elegir los temas y ofreció un poco de todo: temas más festivos como “Devil’s Haircut” y “Qué onda güero” y baladas como “Morning” y “Lost Cause”. Unas visuales psicodélicas y estrelladas duplicaban su silueta y nos llevaron al mundo fantástico en el que vive su música. El momento más emocionante fue su interpretación acústica de “Everybody’s Gotta Learn Sometime“, que grabó para la banda sonora de Eternal Sunshine of the Spotless Mind. El subidón final de hits incluyó “E-Pro”, “Where It’s At” y, claro está, “Loser”. Se mostró muy comunicativo y compartió su alegría por volver a los escenarios tras el periodo pandémico que lo hizo sentirse “encerrado en la terminal de un aeropuerto”. Como buen cabeza de cartel, Beck cumplió con las expectativas.
Por desgracia, coincidían en horario las actuaciones de Warpaint y Jehnny Beth. Esta última actuó en el escenario OuiGo y su show merece la pena ser destacado como uno de los mejores del fin de semana. La energía de esta mujer es como un volcán que arrasa todo a su alrededor. Tal fue su entrega que al inicio ya se le había descosido el pantalón por la parte trasera. Esto no solo no le importó, sino que a partir de ahí el ritmo fue in crescendo. La líder de Savages se metió al público en el bolsillo con las canciones de su disco To Love is to Live, que vio la luz en 2020. Bien arropada por una tecladista no menos arrebatadora y por su inseparable Johnny Hostile a la guitarra, Beth se lanzó sobre el público que se dejó arrollar por el huracán. Resultó imposible no dejarse absorber por su espectáculo, que por momentos recordaba a Nine Inch Nails. No en vano esta es una de sus influencias y fue objeto de una cover de “Closer” que terminó por volar la cabeza de los asistentes.
Después de este chute de energía todavía quedaba otro grande: Jamie xx. Otros nombres imprescindibles de esta jornada fueron los omnipresentes Shellac, King Gizzard & The Lizzard Wizzard, Lightning Bolt y un largo etcétera.
Luces, humo y experiencias hipnóticas
A primeras horas del sábado había perlas como Jenny Hval, de nuevo Low en otro escenario, y poco después Einstürzende Neubauten. El Pull & Bear acogió a esta mítica banda que retornaba al Primavera Sound con su último y sobresaliente trabajo que interpretar, Alles in Allem. Blixa Bargeld, como siempre de riguroso negro, fue introduciendo brevemente cada una de sus canciones. Viajó entre su pasado y su presente, nos llevó a al barrio de Wedding, en Berlín, con la canción que toma su nombre, y se tornó existencial en sus comentarios a vueltas con la pandemia (su canción “How Did I Die?” venía muy al caso en unos tiempos en los que a veces nos preguntamos si estamos vivos). Maestros de la experimentación, los Neubauten siguen abanderando los sonidos industriales. Sobre el escenario, desplegaron su arsenal de objetos que en sus manos se convierten en instrumentos. El que fuera uno de los Bad Seeds de Nick Cave y su aliado en el underground de Berlín, está en plena forma y de nuevo quedó de manifiesto.
Antes de los cabezas de cartel de la noche, la jornada ofrecía maravillas como King Krule o DJ Harvey, al frente del escenario Dice durante tres horas. Nick Cave & The Bad Seeds regresaba al festival. El pánico por la posible cancelación tras la reciente muerte de uno de sus hijos planeó durante días por las mentes de los fans, pero finalmente Cave actuó y nuevamente arrasó. Otra de las coincidencias horarias más dolorosas de este año fue la de Nick Cave y Bauhaus. Tras la reciente reunión del grupo original, su visita a Barcelona era muy esperada. Poco antes del concierto, se sentía la expectación entre el público que se iba agolpando bajo el escenario Binance. Entre humo salieron e interpretaron “Double Dare”. Peter Murphy llevaba un bastón y apareció deslizándose como un duque de las tinieblas. Estallaba el júbilo y se sucedieron “In the Flat Field” y “A God in an Alcove”. Murphy se movía sinuoso, como poseído por una fuerza sobrenatural. No faltó ninguna de sus más aclamadas canciones: “She’s in Parties”, “Kick in the Eye”, “Bela Lugosi’s Dead”, “Dark Entries”… Fue el concierto al que todo fan querría asistir.
A esta altura, Idles no necesita presentación. ¿Quién no ha caído rendido ante el carisma fulgurante de este quinteto de Bristol? Como quedó plasmado en el documental Don’t Go Gentle, los chicos malos que parecen ser, son en realidad unos chicos normales que un buen día alcanzaron el éxito. Joe Talbot, su líder, se presentaba sobre el escenario Cupra recordando que llevaba 10 años viniendo al festival como asistente y que ahora se sentía un privilegiado por estar ahí arriba. Privilegiados fuimos los que presenciamos su poderoso show en el que Talbot, Adam Devonshire, Mark Bowen, Lee Kiernan y Jon Beavis sudaron la camiseta y desgranaron los tracks más rabiosos de sus cuatro discos. De nuevo se escuchó un rotundo “Fuck the queen!”, matizando que celebraban no estar en el Reino Unido durante las celebraciones. Más leña para un público entregado.
Beach House, viejos conocidos del festival, fueron nuevamente programados en horas intempestivas, pero eso no evitó que el escenario no estuviera abarrotado. Victoria Legrand y Alex Scally siguen emocionando y siempre será un placer verlos en vivo. Como lo fue bailar con Boy Harsher, el dúo de dark wave de Savannah, Georgia, que dinamitó el escenario OuiGo. La cantante Jae Matthews dio las gracias a todos los que aguantaron hasta altas horas de la madrugada para verlos, pero la ocasión lo merecía. Lo cierto es que su intensidad revive a los muertos.
Esta misma noche actuaban nombres del calibre de Tyler, the Creator, Gorillaz, Disclosure y un largo etcétera. Las cifras compartidas por la organización son de vértigo: 66.000 asistentes el jueves, 74.000 el viernes y 80.500 el sábado en el Parc del Fòrum. Del 5 al 8 se desarrollará el Primavera a La Ciutat, con actuaciones repartidas entre un buen número de salas en Barcelona. De nuevo, un reto en lo que respecta a aforos, más aún cuando el festival ha puesto a la venta un 15% de las entradas de estos conciertos, algo totalmente incomprensible para quien tiene un abono. En unos días arrancará el segundo fin de semana del festival y la música se apoderará una vez más de la capital catalana hasta el día 12 de junio.