Con un día radiante, las multitudes se trasladaron a las afueras del barrio de Belgrano para el tan esperado regreso del Music Wins. A seis años de su última edición, el emblemático festival porteño reunió a una gran cantidad de artistas de talla internacional junto a otro montón de nombres locales que vienen marcando el rumbo de la escena nacional.
Los géneros musicales ya no son sinónimo de nichos y el line up del festival lo celebró como la victoria generacional a la que alude su nombre. Mujer Cebra se encargó de volar el telón de uno de los escenarios principales a pura distorsión; en paralelo, Valuki daba la bienvenida con un set hechizante en el único escenario techado mientras la gente llegaba y se acomodaba en la sombra. El sol quemaba y Fonso también, con canciones que ardían por dentro para dejar de sufrir el cemento. Al cruzar el puente, María Codino arremetía con la frescura de un repertorio tornasolado y sentimental.
Tantos colores en tan poco tiempo sirvieron de pasarela para Gativideo. En una boutique de sensaciones, el público aclamaba “Bruce Willis” con gritos de júbilo al paso de nuevos hits como “Complicado”. La exaltación de la banda alistó el espíritu bailable que sería indispensable para resistir el atentado en la pista de Laika Perra Rusa, o la euforia desmedida del grupo estadounidense de dance punk, !!!. Nic Offer enloquecía compartiendo saltos con la gente, mientras en las pantallas gigantes florecía un carisma inigualable y en algunas más pequeñas empezaban los gualichos hacia Francia e Inglaterra.
El pogo inicial del escenario Wins se trasladó al Folks de la mano de Las Tussi y Winona Riders, representantes de la movida post punk y postpandémica que lograron sustentar el incendio provocado anteriormente por Mujer Cebra. De vuelta en el Wins, Nafta necesitó pocos minutos para expandir su fuego. La agrupación dio el primer chispazo a la combustión neo soul que prosiguió Vinocio al rato. El ansiado debut de Alvvays en el país fue otro plato fuerte en un festín que abundaba de sabores. La banda canadiense liderada por Molly Rankin devolvió la distorsión inherente a su más último disco, Blue Rev (2022) -elegido como uno de los mejores discos del año por Indie Hoy-, junto a un puñado de hits que oscilan entre lo alternativo, el dream pop y el shoegaze.
Del rock poderoso de Melanie Williams, pasamos al pop sensible de Odd Mami. Anclados en el océano de emociones que embellece con encanto y calidez Zoe Gotusso, viramos a la psicodelia de Telescopios para hacer antesala en sintonía de Crumb. Bajo la hipnosis cordobesa, nos subimos al Crucero cristal de la mendocina Anyi deseando escuchar su más reciente single, “Música bailando”, y hallamos el tesoro del manso indie cuando compartió micrófono con El Príncipe Idiota.
Más tarde, Axel Fiks desplegó una oda al amor en tiempos centennial durante el esplendor de la luz crepuscular inseparable de Crumb. Al igual que Alvvays, el grupo originario de Boston con Lila Ramani al frente experimentó por primera vez la ovación del público nacional. La joven vocalista robaba corazones con canciones de Jinx (2019) y Ice Melt (2021), en tanto la tecladista Bri Aronow se llevaba todos los aplausos cada vez que se ponía de pie y hacía llorar al saxo.
Uno de los momentos más empíreos llegó mientras el sol se ponía. La participación orquestal de The Magnetic Fields obnubiló a una masa expectante para garantizar que la larga espera no fue en vano. Las voces de Stephin Merritt y Shirley Simms fueron opuestos complementarios del ritual que elevó himnos sagrados de la talla de “I Don’t Believe in the Sun”, “All My Little Words” y “A Chicken With It’s Head Cut Off”.
A la distancia, El Zar irradiaba melancolía y jovialidad, pese a que el discernimiento espiritual permaneció intacto aguardando a Devendra Banhart, quien apenas dos días antes conquistó al público local al brindar un sideshow íntimo en las instalaciones del C Art Media. El músico venezolano-estadounidense comenzó con “Mi negrita” para mitigar las barreras lingüísticas y coquetear sin pasar desapercibido. Al cabo de un rato, cantó en distintos idiomas y atravesó una amalgama de sonoridades yendo desde el freak folk al soft rock hasta culminar con el bolero hindú, “Carmensita”.
El místico portal se desvaneció lentamente a un escenario diferente al servicio de Doppel Gangs. Entre canciones inéditas, reversiones de Saieg y guiños a Perras on the Beach, Simón brindó un show lisérgico, electrizante y conmovedor que fijó el rumbo hacia Atlas con la participación de Neo Pistea en el remix de “Metamorfosis”. Terapia deslumbró mediante la vorágine sónica que precipitaba cada tema del opulento tracklist. Más allá, Chet Faker puso a bailar a todos con un set que tuvo algo del funk, soul, R&B, jazz y pop de Hotel Surrender (2021). Así, el australiano Nick Murphy manifestó su destreza rodeado de looperas que tonificaban el ánimo de fiesta electrónica con hits como “Drop the Game”, “The Trouble With Us” y “Birthday Card”.
Bien entrada la noche, Metronomy apareció en escena. El grupo británico le hizo honor a su nombre por el excepcional talante mostrado a la hora de dirigir esta sesión de synth pop. Son meticulosos mientras se divierten con los instrumentos al ritmo de éxitos indiscutidos como “The Bay” o “Corinne”. Entre una avalancha de elogios, Joe Mount añadió una pizca humorística a la fiebre mundialista al citar la frase trascendente de Lionel Messi: “¿Qué mirás, bobo?”. Se siguió bailando en el escenario aledaño con The Blaze. El dúo francés compuesto por los primos Guillaume y Jonathan Alric desdobló un carácter firme y empapado de sonidos siderales, vocales voladoras y una ola de vibraciones que contagia el poder expulsado con cada latencia del house. El DJ set terminó antes de lo esperado, pero al día siguiente tendrían la revancha en su propio sideshow.
Algunas bandas nacionales se vieron afectadas por los contratiempos del escenario Indie. Silvestre y la Naranja se vio obligada a comenzar más tarde, pero no obstaculizada a desplegar la elegancia de las canciones de Anim4les (2019) y Supersticiones (2021). Peor lo que le pasó a Mi Amigo Invencible, que luego de la campaña que se hizo por parte del público para que no coincida con Metronomy, la banda mendocina tuvo que reducir su repertorio. Pero menos de veinte minutos fueron suficientes para que Mi Amigo Invencible pueda teletransportarnos a su consagratoria Isla de oro. El cierre estuvo a cargo de K4 y todas sus personalidades yuxtapuestas en una misma máscara. El integrante de la Rip Gang puso a prueba su vehemencia en un show intenso y desconcertante que contó con la participación especial de Proyecto Gómez Casa, Dillom, La Piba Berreta, Ill Quentin y Sergio Rotman.
En una jornada colmada de sentimientos, el Music Wins ofreció magia y talento con una grilla descomunal de propuestas de lo más variadas, pero dueña de una energía renovadora que las unifica. Ni arriba ni abajo, ni a la derecha ni a la izquierda, en un festival así, la diversidad cultural nunca más se negocia.