20. 107 Faunos – Madura el dulce fruto
Discos Laptra
Todo se reduce a sentir. Y para alguien como yo, que envejece con el miedo de generar una amalgama entre los estímulos visitados del mundo y las sensaciones que estos despiertan, es muchísimo. Me esperanzo al saber que no existe vida suficiente que pueda privarme de sentir sollozos con los arreglos melismáticos de “Transparente”; que no existe un cúmulo de pasajes instrumentales nostálgicos que me eviten cerrar los ojos y asentir con fuerza en “El ataque suave”; que mi cuerpo todavía elige rebelarse al decoro y aprieta los puños cuando llega el resquebrajante llamado a “Besar la medallita”. Está mal creer que crecer no se siente (citando a Las Ligas Menores). Crecer se siente, especialmente en momentos como este, donde el reservorio de recuerdos, eventos transformativos y discos internalizados exige presencia y exprime afecto. Así es cómo nace esa sonrisa inevitable al escuchar a una banda favorita gestar su mejor versión, algo así como la satisfacción de haberle encontrado una compañera al “muchacho lobo” (en “Pico tres”) al cabo de una década. La alegría inmensa de vivir culturas juveniles que no se van a ningún lado. – Agustina Checa – Reseña completa
19. Juan Ingaramo – Best Seller
Geiser Discos
En su tercer disco, el cordobés se asentó. Con muchos kilómetros recorridos en el último tiempo, Juan Ingaramo encontró un lugar definido en la música nacional, se lo apropió, lo profundizó y lo llevó para donde quiso. Sin dejar el pop al que suscribe, sumó a su repertorio un estilo más urbano, con beats más cercanos al reggaetón (“Lo de adentro”, “Lengua universal”) y el rap (“Fobia”, “Ladran”). El single que cierra el disco, “Hace calor”, editado a fines del 2017, daba alguna pista de lo que después llegó. El resultado es un disco con canciones de amor, desamor y de ambición de la buena que cruza a algunos de los artistas más picantes del año como Dakillah, Ca7riel, Neo Pistéa y Louta. Además, se le animó a un a versión de “Fuego y Pasión” de Rodrigo, con la colaboración de Elsa y Elmar. En épocas de streaming es difícil saberlo, pero este disco tiene un gran potencial que puede hacer honor a su nombre. – Franco Vacchetta
18. Janelle Monáe – Dirty Computer
Atlantic
Una mujer negra y pansexual lidera una batalla hacia el empoderamiento, a caballo de uno de los discos de pop más fino de los últimos años. Janelle Monáe nos trae nuevamente un álbum con un discurso y una estética de ciencia ficción, en el que plantea un futuro donde quienes están fuera de la norma y la élite (por su color de piel, orientación sexual, clase social o aspecto físico, por ejemplo) son catalogados como “dirty computers”, computadoras falladas que deben resetearse y corregirse para funcionar correctamente. Sobre esta distopía le canta a la libertad y la diversidad, marcando al (poli)amor, el placer, el dominio de nuestros cuerpos y nuestra sensibilidad como las maneras de escapar al miedo, la soledad y la opresión. En este tercer álbum de estudio, la consagrada música y actriz esconde (o descubre) un grito de rebelión en cada verso, donde la historia de los últimos siglos es el mal ejemplo que una nueva generación usará para prender fuego las raídas y antiguas imposiciones de la sociedad, y a quienes se acomodan en ellas. Hay sintetizadores pero también guitarras muy como las de Prince, en un trabajo que suena como del mañana valiéndose de elementos del pop y el disco de hace unas décadas, sin caer en obviedades. – Lisandro Ruiz Díaz
17. Amen Dunes – Freedom
Sacred Bones
Damon McMahon apareció en la escena musical en su proyecto Amen Dunes alrededor de 2009, cuando despegó con el álbum debut DIA. Se trataba de un álbum que evocaba soledad y como toda ópera prima se reservaba de ser un disco para todos. Las letras fueron íntimas mientras que la voz y segunda guitarra confiaban en la psicodelia del reverb y el delay cobijadas por una guitarra acústica principal. Así desde su inicio, el talento de McMahon hacía vibrar la curiosidad de sus oyentes. Freedom es el último disco lanzado por McMahon y es un álbum que mantiene lo siniestro del álbum Through Donkey Jaw (2011), pero a la vez mezcla elementos amorosos de Love (2014), su penúltimo álbum. El álbum tiene ciertos encares para asumir la identidad folk psicodélico y agregarle elementos de calurosa depresión que delatan una curación delicadamente melancólica abordada en la paleta de sonidos indagados por McMahon. – Paulo Srulevitch – Reseña completa
16. Robyn – Honey
Konichiwa / Interscope
Luego de 8 años de colaboraciones esporádicas y amagues, Robyn emergió cual ave fénix de las cenizas que había dejado una ruptura amorosa y una fuerte depresión con un disco que se aleja de la dinámica de su pop robótico. Honey es un una obra extraña e imperfecta que en su origen catártico se abre a la experimentación sonora. Sus composiciones renuncian a la estructura de la canción pop en servicio de un tono más instintivo en sintonía con el vaivén de emociones que la sueca va experimentando en los vestigios de una ruptura. En ésta ocasión, Robyn decide renunciar a los hits con los que supo en 4 minutos trasladar la compleja desazón del desamor a la pista de baile, abordando la misma temática con la serenidad del autoconocimiento y la madurez. – Federico Del Val
15. Mitski – Be the Cowboy
Dead Oceans
“¿No es el amor precisamente una especie de desequilibro cósmico?”, se cuestiona el filósofo esloveno Slavoj Žižek durante una de sus habituales elucubraciones. Es desde esa idea del amor como algo imperfecto e incómodo pero inevitable que parte el discurso sobre los afectos que Mitski despliega en su contundente álbum Be the Cowboy. A través de canciones breves (la duración promedio ronda los dos minutos y medio), la artista estadounidense de ascendencia japonesa recorre un sinfín de emociones, demostrando su maestría a la hora de dar vuelta el clima inicial de sus composiciones. Be the Cowboy marca el mejor momento en la trayectoria de Mitski, quien debutó tímidamente en 2012 con Lush. En tiempos de deconstrucción de los vínculos amorosos tradicionales, agradecemos su valiente inmersión en las profundidades del océano de los desencuentros. – Laura Camargo – Reseña completa
14. Marilina Bertoldi – Prender un fuego
Pelo Music
Si Sexo con modelos (2016) fue el disco en el que Marilina Bertoldi presentó su cara más irreverente y creativa, Prender un fuego es la evolución, la madurez y la consolidación de la chica de rulos como exponente del rock nacional. Bajando algunos cambios, la hermana de Lula sumó un plus en su tercera placa solista al hacerse cargo de la producción junto a Brian Taylor. A veces tomar el camino más largo y el menos recorrido conduce a un sitio con más frutos. La clave en Bertoldi para dirigirse en esa dirección es la experimentación constante y poner el talento al servicio de la música. – Joaquín Vacca – Reseña completa
13. A.A.L. (Against All Logic) – 2012-2017
Other People
Bajo este nuevo alias, Nicolas Jaar parte de los ritmos no tan acelerados del deep house, un género que nació a mediados de los ’80. A su vez, el deep house de esa época incorporaba samples de temas de soul y funk. Entonces, 2012 – 2017 funciona como un juego de espejos, donde las influencias reflejan las influencias y la imagen final llega a nosotros distorsionada. Muchos se preguntan qué va a suceder con la manía retro que invade a la música desde hace años. Para Jaar, la respuesta es dejar que la música popular se muerda su propia cola y que vuelva a empezar, en una espiral de historias y referencias de la que sale algo genial. – Benjamín Carabajal – Reseña completa
12. Travis Scott – Astroworld
Epic / Cactus Jack
Astroworld es un compendio enorme de colaboraciones que actúan como un “ensemble cast”, además de un tracklist bastante generoso y una lista de sampleos casi interminable. A lo largo se su extenso tracklist, Travis Scott nos sumerge en un gran laberinto de espejos y sonidos modulados con dosis de humo y algodones de azúcar por igual. En cada canción podemos reconocer al rapero y recorrer su propio parque, en el que rigen sus propias reglas y sonidos. – Luis Mendoza – Reseña completa
11. Louta – Enchastre
Sony Music Entertainment Argentina
La consigna de Enchastre es otra vez la misma: que nada se repita. Cuando todo parecía estar inventado, el carismático personaje vuelve a sorprender con un disco que no se parece a nada. De ahí la dificultad para encasillarlo o incluso definirlo. Louta mete en su licuadora 11 canciones heterogéneas hasta hacerla rebalsar, provocando un verdadero enchastre. Melodías contagiosas que oscilan entre el pop, la electrónica y el trap, con letras simples, directas y coloquiales: estos son los ingredientes de un álbum a punto caramelo que impacta a la primera escucha. – Felipe Boetto – Reseña completa